Ovidi, en una de las pocas declaraciones que le entendimos -esa noche el técnico encargado del micro no se ganó el sueldo-, se mostraba feliz al comprobar que su público se había duplicado respecto la anterior visita de Los Zigarros a la Ciudad Condal, justo hacía 12 meses.
Al ver la sala grande de Razzmatazz abarrotada con más de 2.000 personas de un perfil mayoritariamente rockero, uno fantasea con lo bonito que sería que un 10% de esos tíos (y tías, que había muchas) acudieran a los grandes shows que se programan en las salas Textil y Upload y cuya asistencia media ronda el medio centenar de almas.
Supongo que los valencianos comparten público con Fito, M-Clan, Extremoduro, Marea y compañía. Gente que gusta de la música de guitarras, pero que, salvo AC/DC, Maiden y compañía, sólo consume rock nacional.
En cualquier caso, me alegro por Los Zigarros. Se merecen que les vaya bien. Los Tormo y compañía son una apisonadora en directo. Y rockean muy muy duro.
Si no has escuchado sus tres LP de estudio, déjame que te los recomiende. Especialmente los dos últimos, «A Todo Que Sí» (2016) y «Apaga La Radio» (2019). Stones, AC/DC, Status Quo, The Who … esas son las fuentes de las que beben Los Zigarros, con el plus de entender las letras. Me extrañaría que 4 o 5 de sus temas no terminaran en tu play list. Son de los nuestros.
Por supuesto, en directo, como ocurre con cualquier banda de bien, esas canciones se ensucian y revolucionan. Si las anfetamínicas «Dentro De La Ley», «Hablar, Hablar, Hablar», «Mis Amigos», «Resaca», la grasienta y funky «No Sé Lo Que Me Pasa» o esas piezas de stadium rock que son «Apaga La Radio» o «Espinas» ya suenan bien en plástico, imagínate encima de las tablas. La polla.
1:54h de concierto con un ritmo ramoniano, empalmando temas sin tregua. De hecho, siendo mi primera vez con Los Zigarros, me esperaba a un Ovidi más storyteller y showman. Nada que objetar. Aunque iniciara el recital algo encorsetado, es un pedazo de frontman. El que no necesitó calentamiento es su hermano Álvaro, una bestia, escupiendo riff after motherfuckin’ riff de la escuela Chuck Berry desde el minuto cero.
Antes te decía que estos tipos son de los nuestros. Como te explicas si no que «Happy» de los Stones y «Great Ball Of Fire» del Killer fueran las escogidas para completar el set.
Cierro crónica con su cameo en «Toni Rovira y Tú», quizás el programa más alucinógeno jamás emitido en nuestra TV.