Nos ha dejado uno de los grandes referentes en la (mala) educación de mi generación, especialmente en el ámbito sexual. Si eres nacido entre 1965 y 1980 y eres uno de los nuestros, seguro que Alvaro Vitali fue poco menos que un héroe para tí.
Ayudado sin duda por su jeto, Vitali representó a la perfección la figura del obseso carnal y, justo por eso, se convirtió en un referente para todos los chavales que flipamos con las reposiciones de los clásicos de la denominada «commedia sexy all’italiana» que Telecinco tuvo el detalle de programar a principios de los 90s.
¿Te imaginas hoy en día una televisión generalista con una parrilla nocturna basada en Pajares, Esteso y Ozores, las Mama Chicho, Benny Hill, Playboy TV, las starlettes de «¡Ay qué calor!», los clásicos picantes del ciclo «Erotissimo» o las astracanadas de Álvaro Vitali? Es decir, ¿una TV al servicio de la teta?
Hay cosas, como esa primera Telecinco, que son sencillamente irrepetibles.
Volviendo a un nuestro respetado, aunque parezca mentira, sus primeros pasos en el cine fueron de la mano de Fellini. Vitali era un electricista de 19 años cuando fue descubierto por el director en una audición. Federico quedó fascinado por las dotes cómicas del chaval y le dio la alternativa en pequeños papeles en cintas como «Satyricon», «Roma» o «Amarcord».

Sin embargo, pronto abandonaría el tutelaje del maestro para erigirse en uno de los iconos de la antes citada «commedia sexy all’italiana».
Los responsables del género tenían las ideas muy claras:
Un profesor de escuela/un doctor de un cuartel militar están de baja y una mujer cañón, con la sana costumbre ir ligerita de ropa por la vida, consigue el empleo. Automáticamente, profesores, alumnos, reclutas, prohombres del pueblo, todos, pierden la chaveta y se inicia una lucha sin cuartel por ser el primero en trajinarse a la señorita.
Su target se contentaba con ver tías en pelotas y, de paso, echarse unas risas, así que para qué complicarse la vida.
«La Profesora de Ciencias Naturales», «La Profesora de Educación Sexual», «La Profesora Baila con Toda la Clase», «La Profesora y el Último de la Clase», «La Maestra Va al Mar con Toda la Clase», «La Doctora del Regimiento», «La Doctora Arma el Lío», «La Doctora Seduce al Coronel», «Las Maniobras de la Doctora con los Soldados» … la lista es infinita. Se estima que en un década se rodaron unas 400 producciones de «commedia sexy all’italiana»

Vitali, siempre encarnando al más pícaro y/o atolondrado de su cuadrilla que, generalmente, se quedaba sin premio, trabajó mucho, muchísimo en su era dorada (1975-1982): ¡47 pelis en 8 años!
Tú y yo, expertos en la materia, recordamos con cariño los pases en la cadena de Berlusconi de las sagas de «La Profesora» y «La Doctora», pero para el pueblo llano Alvaro Vitali ha pasado a la posteridad como Jaimito.
Algún avispado ejecutivo hispano tuvo la idea de asociar al Pierino transalpino, personaje de Vitali en dos cintas («Jaimito Contra Todos» y «Jaimito No Perdona»), con nuestro Jaimito, el niño de los chistes. El éxito fue tremebundo.
Y para aprovechar el filón, sólo en España, un montón de películas se hicieron pasar como aventuras de Jaimito, ¡incluso de manera retroactiva!, cuando en realidad Álvaro encarnaba a personajes diferentes. Ahí quedan, entre otros, títulos impagables como «La Estudiante, el Rector y Jaimito el Play-Boy», «Jaimito el Tocón y la Profe Cañón», «Jaimito en la Corte de Nerón» o «Jaimito y la Enfermera Arman la Guerra en el Hospital».

Por supuesto, Alvaro Vitali no fue la única cara popular del género. Edwige Fenech fue la doctora/profesora por excelencia, llegando a coincidir con nuestro hombre en 7 films. Por su parte, Lino Banfi (13 películas con Vitali) y Renzo Montagnani (6) representaban a la perfección, respectivamente, al empresario/político putero de mediana edad y al caradura womanizer del lugar.



Buen viaje, Álvaro. Nosotros, los pervertidos que forjaste, nunca te olvidaremos.
