Hace 25 años, cuando Internet estaba en pañales, existía un antecedente de los foros actuales denominado «lista de correo». En vez de acudir a un portal a forear, el intercambio de opiniones se realizaba a través de emails.
El sistema era un poco coñazo, pues en sus épocas de esplendor te saturaba el correo, pero antes de la llegada de FB, Instagram, Foro Azkena y demás, era el medio de comunicación que había para las comunidades online, entre ellas la rockera.
Yo estaba suscrito a la de Popular1, totalmente extraoficial, y, para un chaval de 20 años como yo con mucho por aprender, aquello era una fuente inagotable de buena mierda.
Recuerdo un topic sobre «las mejores canciones de la historia» o similar. Creo que fue un tipo denominado Alvarognr, estrella del lugar, quien recomendó un tema de una ignota banda de extrañísimo nombre: «Fly at Night» de Chilliwack.

Chilliwack es una ciudad canadiense de tamaño medio y de ella tomó prestado su nombre una banda local de moderado éxito en los 70s y 80s que, con Bill Henderson -cantante y guitarrista- como único miembro original, aún sigue dando guerra en los circuitos de oldies del futurible, en los sueños húmedos de Trump, estado nº51 de USA.
A estas alturas todos estamos muy ocupados y no hay ganas de zambullirse en una nueva discografía -por lo poco que he escuchado, tampoco es que nos perdamos algo imprescindible-, pero «Fly at Night» (1977) … no sé que cenaron Henderson y compañia la noche anterior, pero menuda obra de arte se cascaron.
Sus primeros 45 segundos, intimistas, de base acústica, pura gallina de piel, bien podrían pertenecer al Neil Young de «Harvest» o al primer álbum de Boston. A continuación, el ritmo se acelera y se electrifica hasta desembocar, minuto 1:30, en el rasgo más distintivo de la canción: unos «ah ah ah» de ensueño -que me recuerdan algo los de «Serenade» de la Steve Miller Band- intercalados con una estrofa de fuerza hercúlea y un solo que quita el hipo. A partir de ahí, segundo round con una exhibición guitarrera todavía mejor. Tras la tormenta, coda acústica para devolver todo a su sitio. Pura magia 70s.
Dale al play a esta alucinante versión en directo, donde Henderson cuenta con la ayuda de Taylor James, rockera compatriota: