A raíz del misceláneo post en el que, entre otros, menté a Warrant, Jani Lane, Tawny Kitaen y a Bobbie Brown, pasé un rato trasteando por Internet para saber que había sido de ésta última, una de las grandes musas del hard 80’s.
A sus 51 años, y tras probar fortuna en el mundo de los realities con el show «Ex-Wives of Rock», la antigua «video vixen» se ha reconvertido en humorista. Suele actuar en los clubs de comedia de Los Angeles y tiene un podcast en el que cuenta sus ocurrencias junto a su hija Taylar.
Le deseamos el mejor de los futuros a Bobbie, pero lo que realmente nos interesa es su pasado. Concretamente, su particular «decade of decadence«. En 2013 la modelo publicó un libro con sus memorias, «Dirty Rocker Boys», en el que rememora su vida loca al lado de las estrellas rockeras del momento.
No lo he leído, así que, aunque tenga muy buena pinta, no os puedo dar mi opinión. Sin embargo, me he topado con unos extractos publicados en la web del NY Post que me han parecido bastante jugosos. Ahí va mi traducción. Enjoy!
Es 1990 y aquí estoy, preparada para rodar otro vídeo musical. He rodado unos cuantos últimamente (nota del redactor: anteriormente había aparecido en los clips de «Once Bitten Twice Shy» y «House of Broken Love» de Great White y en el de «I’m On To You» de Hurricane), pero para éste he sido exigida personalmente por el cantante de la banda, Jani Lane.
Mi agencia me dijo que Jani me había visto compitiendo en la categoría de modelos del concurso «Star Search» y tenía que tenerme sí o sí en el próximo clip de su banda, Warrant. Todo un cumplido, pero tengo novio (Matthew Nelson de la banda Nelson), así que me lo tomo como otro trabajo más.
«Estás tan buena!» exclama Jani cuando aparezco por el set. Le sonrió y me sitúo frente a las cámaras. Siendo el calor de los focos y por los altavoces suena lo de “She’s my cherry pie, cool drink of water, such a sweet surprise, tastes so good, make a grown man cry.” Todas las miradas de la sala están clavadas en mí. Y me encanta.
Llevo en L.A. desde los 18 años, saliendo por Sunset Strip y codeándome con las celebridades. Pero nunca imaginé que la fama por el clip de «Cherry Pie» me llevaría a una década de fiesta, drogas y sexo con rock stars.
La primera vez que vi el vídeo, metida en la cama con mi novio Matthew, sabía que era algo especial. Pensé que saldría apenas en un par de tomas, pero terminé chupando más cámara que la propia banda. Circulando en patines, remojada, en la cama con Jani … Matthew estaba muy puteado.
La situación se puso más peluda cuando días después Jani fue al programa de radio de Howard Stern y soltó lo de «Algún día me casaré con Bobbie Brown«. Matthew cada vez estaba más celoso. No solo de Jani, sino de mi éxito con el clip. Su carrera musical pasaba por un mal momento y a mi me paraban por la calle.
Matthew y yo terminamos rompiendo. Le dije que su hermano gemelo, Gunnar, me estaba tirando los tejos y él optó por creerse la versión de su hermano. Para putearle hice algo que sabía le iba a cabrear: llamé a Jani.
Días después, Jani me pagó un vuelo para ir a ver a Warrant en Lousiana, mi estado natal. Conectamos al instante y cuatro meses después estaba embarazada. El 15 de julio de 1991 pasamos por el altar.
Estuvimos casados durante 3 años. Amaba a Jani, pero bebía mucho y borracho podía convertirse en una mala persona. Cuando me enteré que me estaba poniendo los cuernos, no pude perdonarle y le abandoné.
Llevaba tomando coca desde había años, pero el hábito empeoró tras el divorcio. Un finde, dejé a mi hija con mi madre para ir a trabajar a Miami como modelo. Tommy Lee, el batería de Mötley Crüe, mi amor platónico de adolescente, estaba allí con una amiga mía. Los tres nos fuimos de fiesta.
Cuando volví a Los Ángeles empecé a recibir llamadas de Tommy. Había roto con mi amiga y estaba interesado en mí. Me dejaba mensajes gritando «Estás buenísima!!!!».
Y no solo eran llamadas. También había flores. Muchas flores. Docenas de ramos de orquídeas, la flor más olorosa. Mi casa olía como un solarium.
Me sentía muy atraída por Tommy, pero estaba acojonada. Había escuchado muchas historias sobre él y un freak así seguramente no me convenía.
Empezamos a salir, pero no le dejé besarme hasta pasados unos meses. Pero después del primer beso, todo se precipitó. El sexo con Tommy era una pasada. Y los rumores son ciertos: tiene la tranca como el brazo de un bebé! A partir de esa noche, supe que estaba enamorada de él.
Desde el primer día tenía arrebatos de ira, pero me daba igual. Me tenía cachonda perdida, teníamos sexo al menos 3 veces al día.
Mi hija y yo nos mudamos a su casa de Malibu. Pagaba $8.000 al mes de alquiler, teníamos cuatro coches y Tommy me hacía regalos locos como unos pantalones de cuero de $10.000.
Seis meses después de empezar, en verano de 1994, Tommy quiso llevar nuestra relación a otro nivel. «Me quiero casar contigo, Bobbie» me dijo durante una comida en el Four Seasons. Con lágrimas en los ojos le contesté un «Sí».
El anillo de compromiso de 4 kilates colgaba hacía poco de mi dedo cuando Pamela Anderson entró en escena.
Mi prometido y yo estábamos una noche de fiesta en el Bar One de Sunset Strip cuando Pamela se acercó a nosotros. Sabía quien era, pues nos confundían constantemente. Esa noche mi doble tenía una misión. «Tommy, me moría de ganas por conocerte!». En ese momento no le di importancia.
El efecto del compromiso no duró demasiado. Tommy cada vez se mostraba más celoso. No podía salir de fiesta con mis amigos si él no estaba. Una noche, en frente de mi hija de 2 años, me agarró del cuello y me intentó estrangular. No iba a permitir que mi hija creciese en ese ambiente, así que, aunque le amaba, le abandoné.
Cuatro días más tarde recibí una llamada suya: «Estoy en Cancún con Pamela Anderson. Tenemos juguetes sexuales. Me la voy a follar muy duro«. Ese fue el mensaje que me dejó en el contestador automático.
Sabía que me quería herir, pero en la vida hubiese pensado que dos días más tarde estarían casados!
Después de que su boda se hiciera pública, empecé a recibir más ofertas laborales que nunca. Me llamaron de Playboy y de «Los Vigilantes de la Playa». Cosas del morbo, supongo. Yo no tenía problema con sacar un dinero de ello, pero Pamela sí. Llamó a Hugh Hefner y a los productores de la serie. «O ella o yo«. Escogieron a ella.
Las cosas fueron a peor. Mis problemas con las drogas se salieron de madre. Empecé a meterme meta y salía de fiesta más que nunca.
Una noche, en el Grand Ville, le entré a Leonardo DiCaprio, un prometedor actor de 21 años que acaba de triunfar con «The Basketball Diaries». Le conocía de los clubs de hacía años. Siempre me venía y me decía «algún día seremos novios». Pero yo estaba con Tommy y, además, era demasiado joven para mí. Yo era cinco años mayor.
Pero después de la ruptura con Tommy, fui a saco. Fuimos a su casa. Leo llevaba clips en su sucio pelo rubio. Puso algo de música y empezó a cantar el «Waterfalls» de TLC. No era mi tipo de música y la situación era rara.
Pero cuando se bajó los pantalones, joder. El miembro de Leo no tenía nada que envidiar al de Tommy Lee. Estuvo muy bien, pero no dejaba de ser raro, así que no duramos demasiado.
Después de otra noche salvaje terminé en casa de Kevin Costner e iba tan colocada que dejé un cigarro encendido en su cama y casi incendio la mansión. Nunca tuvimos sexo.
El siguiente tío por el que sentí algo fue Mark McGrath, el cantante de Sugar Ray. Adoraba a Mark. Era tan divertido que podría haber sido humorista. Me partía el culo con él. Fue el que me podría haber sacado del pozo tras la ruptura con Tommy. Pero hubo un problema.
Llevábamos saliendo unos meses cuando en la fiesta de cumpleaños de Leo DiCaprio (sí, otra vez él) se me acerca una tía y me dice «Hola Bobbie, soy la novia de Mark«. Flipé y todo se fue a la mierda.
Dave Navarro, el guitarra de Jane’s Addiction y Red Hot Chili Peppers, fue el primero por el que me volví loca tras Tommy. Pero nuestra primera noche fue muy freaky.
Una amiga de llamó desde casa de Dave y me invitó a pasarme por allí. El tío me abrió la puerta desnudo, con una pistola en la mano y una boa de plumas en el cuello.
«Me alegro de que hayas venido«, dijo. «Estoy arriba follándome a esa follaestrellas. Te pondré de mientras un vídeo para que te entretengas».
Era un vídeo de Dave pajeándose. Al cabo de un rato bajó con mi amiga, la llevó a la puerta y le puso en la espalda una pegatina que decía «starfucker».
Nos pasamos el resto de la noche charlando. La chispa saltó al instante, pero no nos liamos. Me daba miedo colgarme por Dave. Era un adicto a la heroína y yo tenía una hija que cuidar.
Salimos juntos durante meses hasta que por fin nos besamos. Esa noche se me fue la olla y le mentí diciendo que tenía novio. A partir de ese momento, cuando descubrió mi trola, perdió el interés por mí. Decía que ya no podía confiar en mí.
Me arrepiento de haberle mentido. Me arrepiento de muchas cosas de esa época. Cancelé citas con gente como Robert de Niro o Steven Spielberg por qué estaba demasiado colocada o por estar centrada en el novio de turno.
Gran, GRAN ARTíCULO SAMMY!!!!!!!!!!!!!!!1. Lo he disfrutado la hostia!
Gracias por tus palabras, tío!