Soy un tipo más veraniego y playero, cada vez más, así que la llegada de septiembre suele representar una bajona importante. Esa vuelta al cole jode bastante. El Festival de Cine Fantástico de Sitges, siempre en la primera quincena de octubre, es uno de los alicientes que hacen la reentré más llevadera.
El chequeo del centenar largo de películas que conforman su programa, publicado un mes antes, el encaje en el calendario de tus predilectas y la consiguiente negociación con la parienta o la batalla campal por conseguir las entradas ya son momentos tan clásicos como la asistencia al Festival en sí.
En ésta, la que debe ser mi vigésima edición consecutiva, cuatro fueron mis cintas seleccionadas. Y cumpliendo la norma no escrita del certamen, 50% aciertos y 50% cagadas. Ya sabes, aunque todas las sinopsis prometan el oro y el moro, Sitges, todo un huevo Kinder del séptimo arte, combina sin pudor obras maestras y bodrios infumables.
Por orden de visualización:
«La Nuit Se Traine» aka «Night Call»

La velada se inició estupendamente con una pequeña gran cinta belga de acción que es puro frenesí. Al más puro estilo «Jo, ¡qué Noche!» de Scorsese, un pobre cerrajero de urgencias de Bruselas se ve inmerso en una espiral de fregados chungos por culpa de estar en el lugar y en el momento equivocado.
Palomitera y trepidante a más no poder -la escena del prostíbulo es para enmarcar-, te lo pasas tan bien y empatizas tan bien con el chaval protagonista que se le perdonan todas las flipadas y los ¡anda ya! -a ratos parece John McClane- que se suceden durante todo el metraje. 8/10
«Daniela Forever»

A Nacho Vigalondo le tengo un cariño especial desde la alucinante «Los Cronocrímenes» (2007), un rompecabezas que es un must para quien todavía no la haya visto. Sin ser maravillas, las posteriores «Extraterrestre», «Open Windows» y «Colossal», eran entrañables y, lo más importante, entretenían.
Es ahí donde reside el principal problema de «Daniela Forever»: es aburridísima. Y eso es lo último que podía esperar de una peli de Vigalondo. En una cinta donde juega a ser Michel Gondry, le sale un «Olvídate de Mí» defectuoso de bazar chino.
Puedes perdonar el tufo ultra low-cost que desprende, la poca inspiración de los actores o el confuso desenlace, pero ese sopor al que te lleva durante esas dos horas en las que prácticamente no pasa nada es un crimen. Y confiar la banda sonora a Hidrogenesse, dúo de electro-pop catalán que consigue que, a su lado, Pet Shop Boys parezcan Motorhead, ¡tampoco tiene perdón!
Salí decepcionadísimo y no entendí los numerosos elogios de algunos twitteros al terminar la proyección -supongo que fruto de una mezcla de gafapastismo, «bienquedismo» y lástima por Nacho-, pero Filmaffinity ha puesto las cosas en su sitio: un 5,5, que yo raspo hasta el 4/10.
«Strange Darling»

Durante los primeros compases de «Strange Darling», en los que se ve a una moza ensangrentada huir de un tipo armado con un rifle, suena un «Love Hurts» en clave Parsons & Harris -luego descubrí que la canta todo un Keith Carradine con una tal Z Berg- y, joder, las comparaciones con Vigalondo y sus musas Hidrogenesse fueron inevitables. Sí, esta peli parecía carne de SPD y terminó cumpliendo con creces. Vaya si lo hizo.
Rodada en 35 mm (de ello fardó su director, JT Mollner, en la charla previa, yo tuve que googlear para ver que significaba eso), «Strange Darling» es un cojonudo slasher en formato gato-persigue-a-ratón, con grandes momentos de tensión sexual, dividido en varios capítulos desordenados -la influencia tarantiniana no se limita a eso- y que, para no arruinarte la experiencia, sólo te anticiparé que las sorpresas se suceden.
Ganó merecidamente el premio del público y merece no menos de un 8,5/10.
PD. En los créditos finales aparecía un “In memory of Dede Mollner – the original Gazzarri Dancer«. Como todo buen cock rocker, todo lo relacionado con el universo Gazzarri me llama la atención. Dede era la tía del director y su biografía no tiene desperdicio.
«Cuckoo»

Un slasher con Hunter Schafer -Jules de «Euphoria», a quien el lector medio de SPD se follaría– pintaba fenomenal. Hunter, por su físico, me encajaba perfectamente como una scream queen de nuevo cuño.
El problema es que «Cuckoo» no es un slasher -o no leí bien la sinopsis o me dieron gato por liebre-, si no un absurdo pseudo-thriller fantástico a lo Doctor Moreau con ribetes de drama familiar de sobremesa donde el monstruo de la función es el homo cuckoonsis. Sí, has leído correctamente, mitad humano, mitad pájaro cuco. Una idea ridícula que encaja perfectamente en el seno de una película bochornosa donde la incoherencia y el pff mandan. 3,5/10