La noche del martes 29 de noviembre fue una exhibición de hooliganismo punk rock a cargo de Frank Carter y sus serpientes de cascabel. En SPD estuvimos ahí y esto fue lo que nos pareció
Me perdí a la banda que venía de telonero: The OBGMs. Aunque ya habían pasado por Barcelona hace unos años yo no los conocía y, por problemas personales de agenda no me dio tiempo a llegar para ver cómo se las gastan en directo. Estuviste? Cuéntanos qué tal estuvo.
A las 8.45 estaba programada la banda a la que todos estaban esperando, con bastante english supporters por los alrededores de la sala. Frank Carter ya se ha ganado un nombre en la escena y no podíamos perdernos esta ocasión para disfrutarlo después de escuchar maravillas de sus conciertos y de nuestro compadre Sergio Crime que, a parte de aportar las entradas para el evento (gracias, tío! esta crónica va por ti!), hace un tiempo nos regalo esta reseña sobre el músico británico. Mientras apuraba una Voll escuché vítores, gritos y rugidos: Frank y su banda estaban a punto de asaltar la sala 2 de la Razz, acababan de salir del autobus para subir las escaleras hacia el escenario. Eran las nueve de la noche y, corto y llano vinieron, vieron y arrasaron con todo en un show altamente eléctrico e intenso.
«Ace Of Spades» (Motörhead), «Last Resort» (Papa Roach) o «Holiday» (Turnstile) sonando antes del concierto podría dar una idea del rango de edades de los asistentes. Sirva esta mala metáfora para que uno se haga a la idea de que mucha gente joven estaba en el concierto y eso es una gran noticia. Cuando se apagaron las luces y la lona con el logo del grupo empezó a lanzar sus destellos fosforitos Frank apareció con su chándal y su pose a lo Liam Gallagher con brazos cruzados en la espalda y, menos que canta un gallo, o más bien rebanarle el pescuezo, los rattlesnakes salieron con tod. Ese obús que es My Town fue cantando por toda la sala y arrancó los primeros pogos, no hay para menos. Con Rat Race ya teniamos a Frank colgado de las vigas metálicas y haciendo el pino por encima la gente absolutamente desatado y descontrolado. Mejor no se podía iniciar el concierto unos trallazos como este te deja absolutamente vendido para el resto del show.
Si a eso le sumas a Dean Richardson ubido literalmente encima del público ya que tampoco se quería perder el calor de la gente en Devil Inside Me más un sonido apabullante y una actitud escandalosa ya tienes servido lo que puede ser una noche de punk rock memorable. Y más si Bang Bang o Go Get A Tatoo suenan tan cojonudamente bien y acaban de espolear a todo el mundo de la manera en qué lo hicieron. Mosh, pogo hasta la devastación física.
Todo iba como un tren desbocado hasta que hubo cierto parón que casi enfría el ambiente: Después de un discurso y hasta que se formó el girl’s only moshpit parecía que el ambiente se desvanecía un poco pero nada más lejos de la realidad. Kitty Sucker o volvieron a subir la temperatura y los chorros de sudor y los baños de cerveza siguieron siendo lo habitual.
Quizás Angel Wings y sobretodo Lullaby sonó menos imponente de lo esperado pero cuando Frank bajó del escenario para mezclarse con todo dios mosheando duro mientras gritaba todas y cada una de las palabras de Original Sin la cosa volvió a ponerse seria y endiabladamente divertida
La verdad es que estaba tan entregado que sudó olímpicamente de hacer el parón para volver con los bises poco después. De manera que sin tiempo para el descanso The Drugs, Parasite, Sticky y I Hate You (vociferada por todo el mundo) sonaron una detrás de otra hasta terminar con la demoledora Crowbar . Se cerró así un concierto de hora y cuarto que lejos de hacerse corto copó todas las expectativas dejando un bolazo para el recuerdo y agrandando la figura de Frank y toda la banda que se vaciaron por completo ante la energía descontralada de los que estábamos abajo. Volvimos a casa apestando a cerveza, sudor y punk: un trabajo bien hecho. Las fotos y los videos son una mugre…acaso no es eso el punk?