Que no se me enfade ningún clásico y duro seguidor de Black Sabbath, pero muy pocos (o ninguno), no verán como un sacrilegio que se interpreten sus clásicos en formato trío de jazz clásico. A día de hoy, ya nada sorprende en la re interpretación de los diferentes géneros, y a mí mismo este tipo de álbumes o proyectos me resultan incensarios y en el mayor de los casos los ignoro.
Pero mira, Jazz Sabbath me han llamado la atención, y despertado mi interés, prefiero mil veces estas recreaciones que las habituales cargadas de guitarras y que rinden tributo al pie de la letra de los originales (Zakk Sabbath sin ir más lejos). Por otra parte, creo que el formato clásico de jazz es una buena válvula de escape para alejarse de otros sonidos más contundentes.
Si fuera un purista del Jazz me parecería un disco carente de interés, pero las melodías que has escuchado de forma eléctrica una y otra vez, en formato piano, contrabajo y batería entran muy bien. Pero ojo, aquí hay trampa, o, mejor dicho, el trío tiene un alumno aventajado, ya que Adam Wakeman (Hijo de Rick Wakeman de Yes) ejerce de teclista de Black Sabbath y Ozzy Osbourne en directo.
Tirando de sentido del humor, para acompañar al álbum, Wakeman en un falso documental lleno de invitados como Mike Bordin (Faith No More), Neil Murray (Whitesnake), Mikkey Dee (Motörhead), el productor Kevin Churko y el actor Robert Powell, etc…. desvela la verdadera historia de Jazz Sabbath, un trío creado en 1968 pero que, por un ataque al corazón de su líder, no pudo editar sus discos, cayendo el máster original en manos de unos críos de Birmingham que se apropiaron de los temas.
Cuando despertó dos años más tarde, ya en 1970, se encontró que esos críos se llamaban Black Sabbath y habían editado dos discos con sus composiciones. Pero tras años de lucha pudo recuperar los supuestos masters originales y este es el resultado, demostrando que no estaba loco cuando aseguraba la autoría de los temas.