«Canino», «Langosta», «El Sacrificio de un Ciervo Sagrado», «La Favorita», «Pobres Criaturas».
La racha de Yorgos Lanthimos estaba siendo tan prolongada e in crescendo, superándose cinta tras cinta, que acudí al estreno -hace ya mes y pico- de «Kinds of Kindness» más que con ganas, con ansiedad (la misma que siento con «Maxxine», que espero ver este fin de semana).
Lo nuevo del ateniense, con mis expectativas engordadas por el efectista trailer, tenía que ser forzosamente la polla.
¿Y bien? Las tres mini-películas independientes que conforman «Kinds of Kindness» definitivamente son tan mind fuckers como se podría esperar. Atmósfera enajenada, secuencias epatantes, humor retorcidísimo. El sello enfermo de Lanthimos está presente en todo el metraje. En ese aspecto, ninguna queja.
Mi «pero» reside en las historias en sí. Concretamente, las dos primeras. Actores, premisa, ambientación, desconcertantes golpes de efecto. Todo cojonudo. Lástima que las tramas terminan siendo muy poca cosa.
Finalizas la visión del capítulo de la asfixiante relación de sumisión y la enésima, aunque descacharrante, revisión del mito de los ultracuerpos y te quedas con la sensación de una idea brillante e hilarante surgida durante un intoxicado brainstorming en los descansos del rodaje de «Pobres Criaturas» que al final no daba para más.
El tercer acto, el de la secta, ese sí que es canela fina. Una epopeya densa y loquísima donde Stone, Dafoe y Plemons se desatan.
Probablemente, Lanthimos, para sacudirse un poco la presión de encima tras tanto Oscar, tenía ganas de cascarse un divertimento ligero, una obra deliveradamente menor y sin demasiadas pretensiones. Le condecemos el break y se lo aplaudimos.
Su nuevo trabajo, con fecha de estreno para 2025, parece ser que será el remake de un film coreano y contará de nuevo con los servicios de Emma Stone y Jesse Plemons.