«Pobres Criaturas»

«Pobres Criaturas» es el tipo de película que, si aún tuviera lo que hay que tener o no estuviera maniatado por vete-a-saber-qué, debería estar haciendo Tim Burton.

Yorgos Lanthimos, la bestia parda del cine contemporáneo que nos gusta, toma prestado el imaginario estético del antaño genio que nos trajo «Eduardo Manostijeras» o «Ed Wood», pero a ello le suma un riesgo que se agradece muchísimo en estos tiempos. Se atreve a cosas que Burton, encasillado en la zona «para todos los públicos», hace décadas que no toca.

Lo mejor del asunto es que al crack griego la jugada le ha salido redonda. La crítica rendida a sus pies, Globos de Oro, Oscars y demás.

Lanthimos ha sido muy habilidoso. Esta reconstrucción del mito de Frankenstein -enorme William Dafoe en la piel del demiurgo- habrá saciado a todo fan del empoderamiento femenino. Emma Stone es la puta ama y deja constantemente en ridículo a todo supuesto macho alfa que cae rendido a sus pies. Tronchante el papel de Mark Ruffalo como womanizer caído en desgracia.

Pero por otra parte, Yorgos, como nosotros, es un cerdo. En el fondo, la película va sobre follar. Cuanto más, mejor. Y para alegría de los SPDers, no escatima en escenas subidas de tono.

Te pondría unas cuantas fotos de tetas, culo y coño de Emma, pero mejor te ves la peli.

Además, trata un tema muy muy espinoso. Atención spoiler: Bella, la protagonista, decide que la mejor manera de conseguir un dinerillo es prostituirse. Pìensa que si le gusta follar y encima gana pasta, ¿qué hay de malo en ello?

Me sorprende que esa postura no haya levantado ampollas y no hayan habido tentativas de boicot entre ciertos sectores.

Nuestro socio Le Punko nos advirtió que «La Sociedad de la Nieve» debía verse en cine. Le hice caso y le agradezco el consejo. Toda una experiencia que, sin duda, no vivió de la misma manera un colega que la malvió con el móvil (!).

Con «Pobre Criaturas», aunque los múltiples desnudos de Emma Stone seguro que lucen mejor en pantalla grande, no es imprescindible.

La puedes ver en casa vía Disney +, plataforma que, tal como se encargan de recordarte a menudo en su baratísima versión con anuncios, compagina los dibujos animados con un contenido para adultos la mar de jugoso.