«My name is Dita / I’ll be your mistress tonight / I’d like to put you in a trance«. «Mi nombre es Dita / Esta noche seré tu ama / Me gustaría ponerte en trance«.
Con esta sugerente invitación se inicia «Erotica», la canción, y, por consiguiente, «Erotica», el disco temático consagrado al sexo con el que Madonna partió la pana en 1992.
No era precisamente la primera vez que Ms. Ciccone se atrevía a cantar sobre los placeres carnales -cualquier tarantiniano tiene memorizada la teoría de «Like a Virgin» expuesta en «Reservoir Dogs- y, de hecho, «Justify my Love» -tema escrito por Lenny Kravitz e incluido en el greatest hits «The Inmaculate Collection»- y su tórrido clip sentaron un evidente precedente en 1990 de lo que vendría después.
En el imaginario colectivo también habían quedado instalados los corpiños con tetas cónicas diseñados por Jean-Paul Gaultier que vistió en la gira «Blonde Ambition» de ese mismo 1990 -recuerdo que el show de Barcelona fue retransmitido en directo por TVE, ¡con comentarios de Constatino Romero!-.
Pero en 1992 Madonna fue mucho más allá. A sus pletóricos 34 años, seguía siendo la reina indiscutible del pop mundial. Había sido el gran icono femenino de la década anterior y acumulaba todo tipo de récords, con unas cifras sólo al alcance de los Beatles y de Michael Jackson.
De ahí que todavía sea más admirable el kamikaze salto mortal que, en la plenitud de su carrera, protagonizó Madonna publicando, simultáneamente, el citado «Erotica» y el libro de fotografías pseudo-porno «Sex».
Madonna, con el riesgo de tirar por la borda todo lo conseguido hasta el momento, mutaba en la dominatrix Dita, la gran divulgadora de los placeres prohibidos de finales del s.XX. Pasaba de ser una artista provocadora pero apta para todos los públicos, a convertise en un producto sólo apto para adultos sexualmente liberados.
Recuerdo perfectamente el revuelo provocado por «Sex». En mi clase nadie lo había visto, pero era vox populi que ese libro contenía instantáneas en pelotas, realmente fuertes e incluso con componente lésbico, no solo de Madonna, sino también de top models como Naomi Campbell. El no va más para la mente chisporroteante de un chaval de 13 años.
Llegué a ver un ejemplar expuesto a la vista de todos en una biblioteca de barrio, pero no tuve cojones a ojearlo delante de los parroquianos. Y menos todavía para acercárselo a la bibliotecaria y pedirlo en préstamo.
Visto en perspectiva, en pleno 2020, el material de «Sex» no defrauda. Hoy en día todas las divas del pop/dance/r&b van de «bitches» por la vida, pero todo es mentira. Ni en sueños se atreverían a hacer lo que hizo Madonna 28 años atrás. La que más se le acercó durante 5 minutos fue Miley Cirus, pero digamos que la hija de Billy Ray nunca tuvo inquietudes divulgativas en sus exhibiciones.
Volviendo a ese festival para los sentidos llamado «Erotica», pasemos a analizar su contenido.
El LP se inicia con la declaración de intenciones que encabeza este post. El tema homónimo que abre «Erotica» es toda una oda al BDSM. En ella, Mistress Dita, mediante susurros y jadeos, propone al oyente dejarse dominar en una sesión de sexo y dolor.
«Ríndete, haz lo que yo te digo / Ríndete, déjame hacer«, «Una vez juegues con velas, nunca serás el mismo / Hay una evidente satisfacción en el dolor«, «No creo que sepas lo que es el dolor / No creo que nunca lo hayas probado / Te podría dar tanto placer …«, «No te voy a herir, sólo cierra los ojos«.
Una experiencia de las que marcan.
«Fever«, versión del clásico de 1956 de Little Willie John, es el siguiente tema y líricamente encaja como anillo al dedo. «Fiebre cuando me besas / Fiebre cuando me abrazas / Fiebre por la mañana / Fiebre durante toda la noche» … décadas antes de «Erotica», los pioneros del rhythm & blues ya eran maestros en hacer subir la temperatura.
«Bye Bye Baby» versa sobre relaciones tóxicas y rupturas traumáticas. Musicalmente, mi favorita de la colección y con un feeling tremendo en su versión en directo, demostrando que la música de baile, cuando se interpreta con instrumentos «reales», es irresistible.
«Uh, esto no es una canción de amor / Me gustaría herirte / Qué te excita?, Qué te pone cachondo? / Qué te hace sentir bien? / Te hace sentir bien verme llorar? / Creo que sí / Por eso creo que es momento de decir adiós» … Dita también tiene su corazoncito.
Un rompepistas como «Deeper and Deeper» toma el relevo. A pesar de -o en reacción a- los consejos de papá y mamá, Madonna relata su despertar sexual. Cuanto más conoce, «Más a fondo y a fondo y a fondo» se mete y «Más dulce y dulce y dulce» le parece. A partir de ese momento, «Nunca más tendré que ocultarlo / Nunca más tendré que fingir«.
Si el clip de «Erotica» puede considerarse una extensión videográfica de «Sex», en los demás vídeos promocionales del disco ya se bajó el pistón. Los hombres de negocios le harían ver que ese tipo de clip, que la MTV solo se atrevía a programar a partir de la media noche, poco ayudaba a las ventas.
El vídeo de «Deeper and Deeper», con el juego que da la letra de la canción, se limita a mostrar imágenes de Dita de parranda en un garito combinadas con escenas donde vemos a una Madonna joven en una suerte de piso de estudiantes. Poca chicha.
Sin embargo, a partir del minuto 03:50 cuenta con un momento impagable, con un grunge kid cachas en calzoncillos meneando el trasero mientras Madonna y amigas comen una banana.
«Where Life Begins«. Salvo en los partos por cesárea, la vida de todos nosotros ha empezado en el mismo sitio.
La letra entera no tiene desperdicio, la podría copiar en su integridad y nos echaríamos unas buenas risas, pero no quiero que este post se alargue hasta el infinito. Una cachondísima Madonna, a través de metáforas más que evidentes, relata las bondades de una buena comida de coño.
«Si quieres aprender un tipo diferente de beso, vente abajo donde se está calentito / Baja donde no me puedo esconder / baja donde la vida empieza / baja donde está mi amor», «Puedes comer todo lo que quieras, que no engorda / A ver donde encontrarás una comida como ésta / Toda chica debería experimentar ser comida / A veces, cuando llego a casa después de un día duro en el trabajo / Te juro que no puedo pensar en nada más» … y sigue y sigue …
Incluso a los más promiscuos les asaltan los remordimientos cuando pierden el control. Dita no es una excepción y en la balada «Bad Girl» se fustiga: «No me siento feliz cuando actúo de esta manera / Chica mala borracha a las seis / Besando labios de extraños / He fumado demasiado cigarrillos hoy».
Su clip es una elegante recreación del cine negro clásico, con Madonna acostándose con extraños que conoce en bares y el legendario Christopher Walken siguiendo sus pasos.
«Waiting» es un obsesivo medio tiempo con unos vientos abrasadores en el que, como ocurría en «Bye Bye Baby», los reproches y el desamor vuelven a asomarse.
Pero mientras que Madonna en la primera aparecía más chula que un ocho, dando la patada sin contemplaciones a su amante, aquí se muestra más dubitativa y enchochada. El fulano se las hace pasar putas, pero ella no puede desengancharse:
«Ojalá te pudiera creer / O al menos tuviese el coraje para abandonarte / La vida me ha enseñado que amar a un hombre como tú / Sólo va a llevarme disgustos / Pero te seguiré queriendo hagas lo que hagas».
Al menos, en la última estrofa recupera un poco la autoestima con ese intraducible «And the next time you want pussy… / Ha! Just look in the mirror, baby / Here, kitty kitty kitty kitty».
«Thiefs of Hearts«, ecuador de «Erotica», nos devuelve a la Madonna más vacilona y navajera. «Perra! / Eres una ladrona de corazones y lo vas a pagar / Qué pierna quieres que te rompa / Me las vas a pagar, me las vas a pagar».
Las malas lenguas dicen que la canción va dedicada a Annette Benning, la futura esposa de Warren Beatty, quien fue amante de Madonna durante una temporada. Hablando de Beatty, en esa época estaba en todos los saraos. Cualquier GN’R-head recordará el famoso «rant» de Axl en el show de París de 1992 en el que se cagó en Beatty por flirtear con Stephanie Seymour.
Poco aporta «Words» a este post, un bailongo lamento sobre lo afilada que tiene la lengua el novio de turno, así que mejor avanzamos a esa alegoría del orgasmo femenino llamada «Rain». Bajo la falsa apariencia de una dulce balada, Madonna canta a los beneficios asociados a una buena corrida (la lluvia del título).
«Lo noto, está llegando» / «Lluvia, la siento en mis dedos» / «Lluvia, se lleva todas mis penas» / «Se lleva mi dolor» … por si se te había olvidado, los orgasmos revitalizan, colega.
«Why’s It So Hard» es la oveja negra del disco. No, la letra no se refiere a la dureza del miembro de su pareja. Estamos ante un pseudo-reagge que hace un llamada a la fraternidad universal y que aquí no pinta nada. Sí, «Erotica» también tiene relleno.
Más interesante resulta «In This Life«. El sexo es lo más grande, el sexo te da la vida, pero el sexo también te la puede quitar. Madonna vivió en primera persona los estragos causados por el SIDA en la comunidad gay neoyorquina a principios de los 80’s.
«In This Life» está dedicada a Martin Burgoyne, mejor amigo y compañero de piso de la artista, quien falleció por la enfermedad en 1986 a los 23 años, y a Christopher Flynn, su profesor de ballet y mentor en su Michigan natal -sin el tutelaje ese tío, el mundo no hubiese llegado a conocer a Madonna-, víctima del mismo mal en 1990 a los 60 años.
Más allá de lamentar la pérdida de sus seres queridos, la vocalista también saca valiosas conclusiones: «Hay una lección que he aprendido / La ignorancia no da la felicidad». Moraleja, con desconocidos/as, folla con condón.
Un día, mientras Madonna salió del estudio a comer, André Betts -coproductor del álbum- y un par de colegas agarraron los micros e improvisaron «Did You Do It«, un rap vacilón sobre los folleteos (¿imaginarios?) de Betts con la estrella.
A la vuelta del almuerzo, la cantante se mostró encantada con el resultado y quiso incluir la broma en el disco. Sin embargo, como las rimas eran demasiado obscenas hasta para un disco como «Erotica», el tema quedó fuera de la versión «clean» oficial.
«Did You Do It» son 5 minutos llenos de juegos de palabras prácticamente intraducibles para alguien que no esté puesto en el slang guarro yankee. Con saber inglés no es suficiente. Gracias a esforzados cyber-voluntarios os puedo contar que la primera estrofa vendría a decir:
«Tick tick tock, Madonna está cachonda / Me la cepillé circulando en la limusina / Le chupé la peca que tiene encima del labio, le borré el pintalabios a lametones / Se puso muy excitada, empezó a flipar / Dijo «oh Dre baby», » oh Dre baby» / Le contesté «calma, relájate» / Nos dirigimos a Central Park West / Una mano en la agarradera del coche, la otra en sus tetas / Te la follaste? / Sabes que lo hice / Recliné el asiento y se la metí / Te la follaste? / Te he dicho que lo hice / Pero la saqué pronto por qué pensé que me la había partido».
Un poquito más, va. En el segundo verso está mi rima favorita: «Me la llevé a casa / Se sentó en mi cara / Sabía tan bien como una Sopa Campbell». Rica, rica!
El jazz de «Secret Garden» sirve de cierre a la colección. En ella Madonna susurra todo un tratado de botánica para describir con pelos y señales a su jardín secreto (vagina). Nunca le falta el riego adecuado.
Extremadamente orgullosa de sus partes íntimas, además de dedicarles la citada canción, compartió las siguientes reflexiones en «Sex»:
«Me gusta mi coño. A veces me lo quedo mirando en el espejo y me pregunto como quedaría sin pelos, como cuando era una niña. A veces me siento en el filo de la cama y abro mis piernas. Y me miro en el espejo y me pregunto que deben ver los demás. A veces me meto un dedo y lo muevo en la oscura humedad para comprobar lo que debe sentir una polla o una lengua cuando me siento encima. Cuando saco el dedo, siempre lo huelo y lo chupo. Es difícil de describir, huele como un bebé, fresco y lleno de vida. Amo a mi coño.»
«Erotica» vendió 2.000.000 de copias en USA. Una cifra colosal para cualquier artista medio, un pinchazo para los números en que se venía moviendo nuestra protagonista. No era el tipo de disco que papi y mami iban a regalar a sus hijos por Navidad.
Pero ahí queda ese histórico momento de valentía donde, nunca mejor dicho, hizo lo que le salió del coño. Nunca un artista mainstream ha arriesgado tanto como lo hizo Madonna con «Erotica» / «Sex».
Dita, tu ama