Por fin. Tras un 2024 desastroso en cuanto a estrenos que encajen en mis gustos -de hecho, hasta la segunda temporada «House of Dragons» me ha decepcionado por aburrida-, ya tocaba una serie con la que sentirse como en casa.
Tras dos décadas donde aparecía una joya tras otra orientada al target «hombre de clase media nacido en los 60s y 70s«, últimamente la industria nos tenía olvidados, joder.
Sólo se han emitido dos capítulos y la cosa se puede torcer, pero me la juego y afirmo que «The Penguin» es de las nuestras.
Alérgicos a los súper héroes, todavía no cerréis la pestaña. De momento, estamos ante una serie de mafia claramente influenciada por los clásicos noventeros del género -ya sabes, «Uno de los Nuestros», «Donnie Brasco» y demás- y que mola mucho. Sin la maestría y profundidad de una «Boardwalk Empire», pero totalmente disfrutable.
Por ejemplo, el liante Oswald Cobb aka Pingüino tiene mucho más que ver con un lugarteniente grasiento de la familia Soprano que con el bicharraco que encarnó Danny DeVito en «Batman Returns» (1992). Y aunque tarde o temprano supongo que asomarán sus alas, de momento ni rastro del Murciélago.
Eso sí, lo de Colin Farrell me descoloca. Soy fan de ese tío. Es un actor que me encanta y es genial que esté presente en producciones de esta envergadura.
Pero para caracterizarlo hasta llegar a estar irreconocible tras kilos de prótesis, ¿no hubiese sido mejor contratar a un tipo gordo, calvo y feo que ya luzca de natural como el Pingüino que tenían en mente los responsables de la serie?