¿Recuerdas aquello de «la edad dorada de la televisión»? Pues ya hace tiempo que pasó.
¿Donde están las nuevas «Mad Men«, «The Sopranos«, «The Wire«, «Breaking Bad«, «Boardwalk Empire«, «The Shield» y compañía? ¿O incluso productos menores pero igualmente míticos como «Sons of Anarchy«, «Californication» o «Dexter«?
El aumento de la competencia -oferta de plataformas-, como estaba previsto, ha multiplicado la cantidad pero, oh sorpresa, ha ido en detrimento de la calidad.
Con todo, sí, en casa hemos seguido con el culo pegado al sofá, así que marchando un resumen de mi año televisivo dividido en downers & uppers:
Los chascos

Soy de los que sitúa la primera temporada de «La Casa del Dragón» a la altura de los grandes momentos «Juego de Tronos«. Sin embargo, la segunda entrega, en contra de lo previsto, me ha resultado soporífera.
Tampoco me está gustando tanto la continuación de «Silo» (tengo pendientes unos cuantos capítulos). Paralizada argumentalmente, carece del dinamismo y la emoción de la primera temporada y me está llevando a menudo al estado ZZZ.
No diré que «Yo, Adicto» sea una mala propuesta, pero no entiendo tantos premios y elogios. De acuerdo que Oriol Pla hace un papelón y transmite de forma impecable la gilipollez del protagonista. Tan gilipollas que me terminó importando un huevo si se desengancha o no. Aunque debo reconocer que esos descensos puntuales al submundo hardcoriano gay barcelonés tienen su miga.
Tampoco estoy conectando con «Los Años Nuevos«. Hablo en presente, ya qué sólo llevo 3 episodios de la historia de (des)amor de la parejita. Todo muy cuidado, casual, indie y bien hecho, pero me agobio al pensar que todavía me quedan unas 6 horas (7 capítulos) en las que pasen poco más que conversaciones íntimas (es decir, NADA). De todo un Rodrigo Sorogoyen («¡Que Dios nos Perdone»!, ¡¡»El Reino!!, ¡¡¡»As Bestas»!!!) esperaba otra cosa.
Los dos primeros episodios de «The Gentlemen» son la polla. Guy Ritchie, director de ambos, en estado puro. A partir de ahí, con otros tipos a la batuta, cuesta abajo hasta derivar en una mierda de primera.
Y para truño, según un buen amigo, la segunda parte de «El Juego del Calamar«. La entrega inicial me gustó bastante, pero confío en tu criterio, Barbe, y me mantendré al margen.
La buena mandanga

Aún siendo, como yo, alguien totalmente ajeno a Marvel y DC, puedes acercarte sin problemas a «The Penguin«. No es una serie de superhéroes -el Murciélago no está ni se le espera- sino una sucia y retorcida historia de losers y mafiosos, con un final a la altura de su repulsivo protagonista, un tremebundo Colin Farell enterrado en kilos de latex.
Siguiendo con adaptaciones de ocio para pajilleros, «Fallout» traslada a la pequeña pantalla el videojuego apocalíptico de turno. Sin las pretensiones de un «The Last of Us» y mucho más divertida que ésta, es una buena opción para compartir con hijos ya creciditos. Y cuenta con ese seguro de calidad llamado Walton Googins.
La ficción española nos ha dado grandes momentos. «Nos Vemos en Otra Vida» es el trepidante relato de la trama asturiano-islamista que desembocó en los atentados del 11-M. Pol López hace la actuación de su vida al meterse en la piel del simpar Emilio Trashorras.
Por otra parte, «Querer» seguramente sea mi serie favorita del año. Esta áspera historia de desamor que enfrenta a un respetado prohombre de la sociedad vasca y a su ex-esposa, quien le acusa de 30 años de violaciones y maltratos, tiene como principal baza la inteligentísima ambigüedad con la que viste a sus protagonistas. Durante sus 3 primeros episodios, familiares, allegados y, por supuesto, espectadores, no saben a quien creer. Y el debate en tu sofá, aunque lógicamente cada sexo barrerá para casa, está servido. Lástima que -opinión subjetiva- el guión se posicione tan abiertamente en el cuarto y último capítulo.
Completo apartado nacional con «Això no es Suecia«, estupenda comedia agridulce ambientada en un barrio de montaña barcelonés (Vallvidriera) que al mismo tiempo reivindica y se pitorrea de las nuevas tendencias de la crianza tan en boga entre los pijipis.
«Shogun» recientemente ha arrasado en los Globos de Oro. Está chula, merece estar en este apartado, pero es un poco lo que te contaba al inicio de este post. Falta de competencia.
De «Hacks» me he visto sus 3 temporadas (2021, 2022 y 2024) del tirón y me lo he pasado pipa con el constante toma y daca entre Deborah, estrella otoñal del show business, puro old school y Ava, su joven, aguda y rupturista nueva guionista.
Con «Dune: La Profecía«, estoy dentro del barco -o mejor dicho, la nave-. Soy fan de las dos pelis de Villeneuve y los 4-5 capítulos que llevo de esta precuela -¡10.000 años antes de «Dune»!-, sin ser algo espectacular, me han convencido.
Y para finalizar, «Mi Reno de Peluche«, la psycho serie por excelencia de 2024. Una puta locura de correlación entre acoso y dependencia que todo SPDhead seguro ya ha paladeado.
Falti

«Ripley» -basada en la novela de Patricia Highsmith, Andreu From Sabadell la vio y le gustó-, «Cien Años de Soledad» -sí, la adaptación del clásico de García Marquez que ha recibido unas notas altísimas-, «No Digas Nada» -que retrata 40 años del conflicto norirlandés- y «Los Amos del Aire» -cierre de la trilogía iniciada con la superlativa «Hermanos de Sangre«- son algunas de las que tengo pendientes y sobre las que he leído/me han dicho cosas buenas.
¿Y 2025? Tan sólo teniendo en cuenta lo que nos trae HBO Max, aunque no haya nada mítico a la vista, ¡la cosa promete!