«30 Monedas»: de numismática y posesiones

Terror épico. Así han querido acotar el (sub)género al que pertenece la serie sus creadores: un de la Iglesia que regresa al clima apocalíptico de «El Día De La Bestia» (1995) y las situaciones taquicárdicas de la televisiva «La Habitación Del Niño» (2006), amén de Jorge Guerricaechevarría, su guionista habitual. En SPD hemos querido esperar a ver los tres primeros episodios a fin de poder opinar con un mínimo de rigor, negándonos a ser cómplices de inflar prematuramente un posible hype tras el primer capítulo. Como pasa con la discografía de cualquier banda, la tercera entrega es la de la consagración (o el olvido), y mejor andarse con cautela.

No obstante, el piloto de la serie (con una duración casi de largometraje) se lo pone difícil al telespectador afectado de priapismo fácil (como es nuestro caso) para no venirse arriba a las primeras de cambio; y es que la cosa se pone intensa desde un buen principio. Por partida doble, además. No es plan de spoilear a lo loco, pero en menos de siete minutos se nos ofrecen dos escenas que logran clavarte a la butaca hasta el final. Sin gatillazos ni morcillonadas de por medio, lo juro.

La factura técnica es de nivel, y el reparto no podía ser más acertado: Eduard Fernández, tan canalla como siempre, borda el papel del (desde ya legendario) padre Vergara, casi tan mazado como el (sexy) alcalde bobalicón que interpreta Miguel Ángel Silvestre, muy bien acompañado, por cierto, por la (sexy) veterinaria que encarna Megan Montaner. De otra galaxia (y esto ya es opinión exclusivamente mía) me ha parecido Carmen Machi, epítome del malrollismo en su más pura acepción.

Ya digo, no quiero desvelar ningún detalle, pero tampoco hace falta ser un ducho en Cristianismo para ver las lupinas orejas que se ocultan tras el título: terror de tintes religiosos, con demonios, exorcismos, reliquias ancestrales y un oscuro culto eclesiástico que le hará dejar el tabaco a todo aquél que se interponga en su camino.

Veremos adónde nos lleva todo esto. De momento tenemos tres episodios con un ritmo que no decae en ningún momento, muy diferentes unos de otros, y que deja abiertos varios frentes a explorar (con fruición por nuestra parte).

Es idea de sus artífices que la trama se prolongue durante tres temporadas, aunque a fecha actual ni siquiera hay confirmación de una segunda por parte de HBO… En caso contrario los fans más acérrimos podrán, al menos, continuar la historia desde un tablero. Y es que, como buen frikazo (y, por ende, rolero), de la Iglesia ha dado el visto bueno para que en febrero llegue -a los hogares que así lo deseen- el juego de mesa. Trasmedia a tope.

Hasta ese momento, y a la espera del episodio de mañana domingo, un servidor ya se ha hecho con una bolsa de crujientes torreznos para acompañar, en espíritu y sabor, el visionado del cuarto episodio de «30 Monedas». ¡Bon appetite!

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