«Babylon» (2022)

«Ambientada en Los Ángeles durante los años 20, cuenta una historia de ambición y excesos desmesurados que recorre la ascensión y caída de múltiples personajes durante una época de desenfrenada decadencia y depravación en los albores de Hollywood«

Con una sinopsis así, ¡cualquiera se la pierde! «Babylon» parecía hecha a la medida de SPD. Hollywood años 20, excesos, desenfreno, decadencia, depravación. Todo lo que nos gusta en esta casa -a nivel platónico, ya sabes que nuestra realidad es la de los aburridos hombres de mediana edad- concentrado en una película.

Una vez vista, lo resumiré en un SÍ pero no. Un «SÍ», así, en mayúsculas, y un «no» pequeño, en minúsculas.

Un SÍ por qué la primera mitad de «Babylon» -venga, alarguemos hasta las 2 primeras horas- es una pasada.

Esa mareante bacanal inicial de 20 minutos que tiene de todo (metros de epidermis al aire libre, lluvias doradas, jazz, montañas de farlopa, obesos mórbidos, elefantes, Flea de RHCP, de todo), el maravilloso caos del set de rodaje en pleno desierto, la introducción de los irresistibles personajes encarnados por Margot Robbie y Brat Pitt, la interminable y tronchante escena que sirve para resumir la transición del cine mudo al sonoro … durante un buen rato la experiencia es inmejorable.

Sin embargo, pretendiendo ser muchas películas en una, la cinta se termina estancando. Con virajes que no aportan nada y que encima provocan que el metraje se expanda en exceso.

Por ejemplo, esa trama de cine negro que marca el acto final, que sobre el papel debería ser atractiva to the max -bien Tobey Maguire como repulsivo mafioso-, con ese descenso literal a las catacumbas de Hollywood, es todo un pinchazo. Damien Chazelle es el mejor filmando escenas musicales -o una buena fiesta-, pero está claro que no tiene la maestría de un Tarantino o un McDonagh para el género criminal.

O que me dices de la espesa coda final cuando el pescado ya está vendido. Un canto de amor al séptimo arte, la intención es buena, sí, pero entendí perfectamente a la señora que, aburrida, no esperó al The End.

Salir de la versión móvil