Han pasado seis años desde el anterior álbum que publicó la banda con el nombre más largo de la historia o al menos de Austin (Texas). Pero éstos, no han estado ni mucho menos tomando el sol en algún rancho en el desierto, si no que han estado muy ocupados entre proyectos en solitario y girando revisando discos enteros de su catálogo.
Este nuevo lanzamiento representa el décimo en su carrera y podríamos decir que pretende que formes parte del mundo imaginario y muy particular, solo requiere dela colaboración del oyente en dejarse atrapar por el viaje de Art rock que te puede llevar a imaginarte que estas pintando un cuadro o bien a verte destrozando un amplificador y tirando la batería al suelo en el más puro estilo alternativo.
La llamada al embarque, arranca con “The Openning Crescendo”, que bajo una coraza de banda sonora impostada te adentra poco a poco en «All Who Wander», que con un piano abraza los desarrollos de guitarras que se pausan para atraparte en el viaje que acabas de iniciar.
Hay que mirar al pasado en clave alternativa cuando arranca «Something Like This» y pensar que una canción como esta hubiera reinado en un mundo anterior y sin duda lo debería hacer en éste. Todo encaja a la perfección, acústicas, violines y una melodía que te hace querer escucharla notando el aire fresco de un día soleado.
La belleza muta en electricidad y guitarras afiladas para «Into The Godless Void» donde por un momento parece que la banda se haya montado una jam con Cave In (desde aquí quiero reivindicar a esta banda) para dejarse la piel y sudor. El paso lógico tras la extenuación es la bella «Don’t Look Down», donde todo vuelve a brillar para trazar un nuevo puente hacia la sencillez electrónica de «Gone» y la tensión de «Children on The Sky».
Las precisiones enrevesadas de las guitarras muestran a «Who Haunts The Haunter» como un arma infalible para seguir enganchado al disco. El tramo final se muestra más básico en «Gravity» que podría convivir en un disco de Sunny Day Real State, así como «Blade Of Wind» aparente sencillez llena de capas que lo dotan de un aura final en clave ambient.
Para el final y después de un viaje ampliamente trazado por cada una de las siluetas que te muestra la banda, nos encontramos con «Through The Sunlit Door» que cierra la puerta al décimo capítulo dejando la luz entrar por sus amplios ventanales para mostrar una imagen perdida en el infinito.