Andrew W.K. reparte hostias como flanes

Andrew WK es un tío intensito. Eso, o tiene un dictamen de TDAH (con hiperactividad mayúscula) que lo convierte en el alumno que todo profesor ansía tener en sus clases (para mandarle continuamente a hacer recaditos fuera del aula, claro). Sólo hay que traer a la memoria la portada de su debut, con un chorro de sangre manándole de las napias, o ver cualesquiera de sus directos o apariciones televisivas, repartiendo manotazos a diestro y siniestro, para comprender que tanto espasmo y derroche de calorías no son normales.

Para que tanto consumo de energía no caiga en saco roto ahora parece que se le ha metido en la cabeza convertirse en personal trainer de todos aquéllos que, como yo, gastamos menos en gimnasios que en suscripciones a La Atalaya. Y, oye, ríete tú del crossfit, porque el método que se ha sacado de la manga es tope motivational: sentarse, pinchar un disco de caña burra desde el Henares (mejor si es en cd, para no perder tiempo cambiándole la cara al vinilo), y crear corriente eólica a base de mandobles aquí y allá.

Nada menos que dos libras y media de peso se ha encasquetado el colega en cada guante. Andrew, yo quiero tus brazacos. No sé él, pero yo, después de una sesión como ésa, me comería una vaca entera (y cogería la baja en el curro durante un mes o dos).

Ignoro si el video de marras es una grabación reciente (el propio Andrew la hizo pública hace unas semanas), pero lo cierto es que en febrero de 2018 ya registró una sesión similar para el canal de YouTube de NME; salvo que en aquella ocasión sólo duraba dos minutos, y al final jadeaba como un perro agonizante. Tal vez desde entonces se ha entrenado a saco, porque en este nuevo video se le ve como una rosa. Y son 43 minutos… Cardio a tope, el amigo.

Andrew, ya digo, es un tío intenso, le gustan los retos. De hecho, en su currículo tiene un récord de drumarathon, consistente en estar 24 horas seguidas tocando la batería. Al parecer las reglas en este tipo de evento permiten detenerse cinco minutos cada hora para poder ir al baño o lo que sea, pero, según se cuenta, nuestro loco de la colina favorito solamente se tomó una pausa a la que llevaba 2-3 horas para, acto seguido, continuar hasta el final sin parar. En YouTube han quedado para la posteridad los últimos cinco minutos del maratón, en los que no aporrea como Dave Lombardo precisamente, pero, quién sabe, lo mismo en momentos puntuales le dio por el blast beat.

Volviendo al video que centra la atención de este post: ahora que, con el estreno de la peli «1917», han aparecido miles de montadores en ciernes capaces de detectar en qué momento exacto se ha producido un empalme, por favor, que hagan sus deberes y nos saquen de dudas: ¿Andresito nos la ha colado, o realmente es un plano secuencia sin trucos de montaje ni efectos digitales?

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