Para apocalypse, el que vivieron los habitantes de la América pre-colombina a partir de la llegada de nuestros patrios Conquistadores.
Acero toledano, trabajos forzados, epidemias mucho más letales que el coronavirus … millones de indígenas, y con ellos sus culturas, desaparecieron de la faz de la Tierra en muy pocos años.
En la América continental la población era lo suficiente numerosa para que sus descendientes hayan persistido hasta el día de hoy, pero en las islas caribeñas el exterminio fue total. ¿O quizás pensabas que negros y mulatos son los indígenas de Cuba, Jamaica y la República Dominicana?
Por supuesto, no todos los nativos eran angelitos. Entre ellos también tenían sus trifulcas y masacres varias. Es sabido que las culturas centroamericanas tenían bastante afición a vertir la sangre de sus vecinos. Pero vamos, una minucia comparado con lo que traerían las caravelas españolas.
«Apocalypto» (2006) es una increible película de aventuras de Mel Gibson ambientada en el ocaso de la cultura maya a principios del s.XVI, justo antes del cataclismo hispano.
Para dar más realismo al asunto, Gibson se suicidó comercialmente al rodar la cinta en Yucatec, la lengua autóctona de los protagonistas. Algo digno de elogio para el australiano, que ya había arriesgado años antes al rodar «La Pasión de Cristo» en Arameo, Latín y Hebreo.
La cinta se divide en dos partes: Una primera fase, visualmente deslumbrante, donde se reflejan usos y costumbres de la sociedad maya -especialmente epatantes son las escenas situadas en la capital- y un segundo acto centrado en una trepidante cacería al hombre.
A la cinta le cayeron algunas críticas por ciertas inexactitudes, especialmente por atribuir a los mayas ciertas costumbres más propias de los aztecas. Tomando prestada la palabra más usada en series y películas de hoy en día … bullshit.
«Apocalypto» es un espectáculo alucinante, no un documental de National Geographic, y así debe ser disfrutado.
