La New York Adult Survivors Act, promulgada por la gobernadora de dicho Estado, ha sido una Ley vigente entre el 24 de noviembre de 2022 y el 23 de noviembre de 2023.
Durante este periodo o «ventana», se ha permitido a cualquier persona presentar demandas por abusos sexuales sufridos, independientemente de cuando se hubiesen producido. Es decir, durante 1 año los delitos perdían su condición de prescritos.
La víctima podía denunciar un ataque sexual ocurrido, por ejemplo, hace 50 años. Este sería el caso de Julia Holcomb y Jeanne Bellino, presuntamente agredidas por Steven Tyler de Aerosmith, en 1973 y 1975, respectivamente.
Al final del periodo, más de 3.000 personas han aprovechado el periodo para presentar su demanda. Y no pocas celebridades han sido señaladas.
Desde políticos como Donald Trump, Rudy Giuliani o Eric Adams -alcalde de New York, no confundir con el cantante de Manowar-, pasando por músicos como el citado Tyler o el rapero Puff Daddy, actores como Jamie Foxx, Bill Cosby o Cuba Gooding Jr., o deportistas como Mike Tyson, la lista de famosos es larga.
Cómo no, Harvey Weinstein también ha tenido su demanda. En esta ocasión, la víctima es la actriz Julia Ormond, conocida por films noventeros como «El Primer Caballero» o «Leyendas de Pasión».
Pero hay un nombre que en SPD nos toca especialmente de cerca: Axl Rose
Hace un par de semanas, sensei Sergio Crime salía de su autoimpuesto letargo para, a través de nuestros canales de comunicación internos, compartir la exclusiva: a dos días de la conclusión de la New York Adult Survivors Act, la modelo Sheila Kennedy denunciaba a Axl por una violación acontecida en 1989.
Sheila y W.A.R. se conocieron en una fiesta en el Cat Club de la Gran Manzana. A pesar de que en 1989 el éxito de «Appetite» ya era monstruoso y que Guns N’ Roses eran la banda más famosa de América, Kennedy ha declarado que no sabía quien era el cantante. Eso sí, le pareció un tío guapo y se sintió atraída por él.
En un momento dado, Axl, acompañado esa noche por Rikki Ratchman -presentador del «Headbanger’s Ball» de la MTV y propietario del legendario Cathouse angelino-, propuso continuar la velada en su hotel. Sheila estaba invitada, pero su amiga no. «Deshazte de tu amiga, está un poco gorda. Ves y escoge una modelo para que nos acompañe«, parece que le dijo Rose.
Una vez en la habitación, según la versión recogida en la denuncia, los hechos fueron los siguientes:
En un primer momento, Kennedy y Rose se besaron, un gesto que fue consentido, «a diferencia del encuentro sexual que tuvieron más tarde», como explica la demanda. Tras esto, el artista comenzó a tener relaciones sexuales con la otra modelo, y propuso a Rachtman y a Kennedy tener «sexo grupal», pero ambos lo rechazaron y abandonaron la habitación.
Al salir al pasillo, Kennedy escuchó el sonido de un vaso de cristal cayendo contra el suelo y al cantante llamando «puta» a la modelo con la que en ese momento mantenía relaciones. Fue entonces cuando salió del cuarto y se dirigió a la suite de Rachtman, donde se encontró a Kennedy: furioso, la tumbó de un golpe, la agarró del pelo y, según el relato, la arrastró por el suelo de vuelta a su habitación, haciendo sangrar sus rodillas.
Allí la colocó boca abajo en la cama, le ató las manos a la espalda con unas medias y la violó: «Ella estaba tumbada, con las manos atadas a la espalda, sangrando, vulnerable y a solas con Rose mientras él estaba en un estado de furia sexual y volátil».
«La trató como una propiedad utilizada únicamente para su placer sexual. No utilizó preservativo. Kennedy no dio su consentimiento y se sintió dominada. Sintió que no tenía escapatoria ni salida y se vio obligada a consentir. Creía que Rose la atacaría físicamente, o algo peor, si decía que no o intentaba apartarlo. Entendió que lo más seguro era tumbarse en la cama y esperar a que Rose terminara de agredirla».
Respuesta del abogado de Axl:
“Simplemente, este incidente nunca pasó”. “Aunque no descarta que exista alguna foto con ella en plan fan, el Sr. Rose no recuerda ni conocer ni haber hablado con la demandante, y nunca había escuchado acerca de esas falsas acusaciones hasta el día de hoy«.
Por una parte, el oportunismo de Kennedy es evidente. Independientemente de que los hechos sucedieran o no tal como los cuenta, es muy extraño que su denuncia no se registrara hasta 48 horas antes del cierre legal. Suena a que no se había enterado de la existencia de Adult Survivors Act hasta que no vio por la tele lo de las denuncias al resto de famosos.
Pero, aunque le quiera como a un hermano mayor, la descripción de lo acontecido encaja taaaaaaan bien con la idea del psycho Axl fuera de control que todos tenemos en mente, que me inclino a pensar que sí, que todo eso pasó.
Con todo, transcurridas dos semanas no se ha sabido nada más sobre el caso. Si haces una búsqueda en Google News, verás que todas las entradas son del 22 de noviembre. Curioso que, tratándose de un personaje tan mediático, ninguna de las partes haya hecho más declaraciones. Esto huele a silencio comprado, ¿no crees?
En defensa de Sheila, destacar que ya destapó el suceso en 2016, cuando publicó su autobiografía «No One’s Pet». Leyendo extractos compruebo que lo que explica viene ser lo mismo que lo expuesto en la denuncia. Sólo que entonces nadie le hizo caso.
El tabloide británico Daily Mail publicó un completo artículo cuando el libro salió a la venta, destacando algunos c»highlights» de la vida de Kennedy. Y joder, esa mujer tiene unas cuantas cosas interesantes que contar.
Descubierta a los 18 años por un socio de Bob Guccione, el magnate se encaprichó de ella y la tuvo ¡10 años! viviendo en su Penthouse Mansion de Manhattan. Guccione tenía allí instaladas una colección de «pets» con las que se acostaba asiduamente. Incluso las instaba a montar tríos con su novia formal, una tal Kathy Keeton. Sheila Kennedy no fue la excepción.
Por supuesto, Sheila apareció en Penthouse en diversas ocasiones y fue nombrada «Pet del mes de Diciembre 1981» y «Pet del año 1983». En este link tenéis todas las apariciones de Ms. Kennedy en la revista.
Paralelamente a su relación con Guccione, tuvo encuentros con estrellas del calibre de Tom Jones, Engelbert Humperdinck y Michael J. Fox. De los dos primeros, tipos ya maduros a mediados de los 80’s, dice que solían ir demasiado borrachos para follar.
Especialmente graciosa me ha resultado la historia sobre la ruptura con Jones. Cuando el Tigre de Gales se enteró, tomando algo juntos en un bar, de que Sheila había estado previamente con Humperdinck, cortó inmediatamente la relación y la echó del garito.
Odiaba de tal manera a su gran rival que la idea de compartir mujer, aunque fuera con meses o años de distancia, le resultaba insoportable.
Mi intención era prolongar este post explicando las otras dos acusaciones de violación que afrontó Axl en el pasado, pero ya tengo las pestañas quemadas por hoy. Otro día sera. Stay tuned!