Dangerous Curves – «Summertime Highs»

¡Dangerous Curves tienen nuevo disco y yo con estos pelos!

Bien, el LP ya lleva medio año en la calle, pero no me había enterado. En su momento fui consciente de que el segundo trabajo de los cock-rockers de Melbourne estaba al caer, pero finalmente su lanzamiento quedó fuera de mi radar.

No soy de los que se apuntan en la agenda estas cosas. Considero que es el management y/o discográfica de una banda la que, como sea, debe hacerte saber que sus representados tienen música esperando a ser escuchada.

A Dangerous Curves les tengo aprecio por los buenísimos momentos que me hizo pasar «So Dirty Right«, un espléndido debut repleto de gemas de hair metal vigoroso, playero y buen rollista -en esta vida no todo ha de ser nocturnidad y alevosía, ¿cierto?-. Fan de la cara soleada del género, ese redondo debe caer en tus manos.

Recordemos una vez más esa inconmensurable «Art of the Heart«, la canción con la que se dieron a conocer fuera de Australia.

«Summertime Highs«, con su cochambrosa portada, es la esperada -al menos por mí- segunda entrega de Dangerous Curves.

Debo reconocer que su carta de presentación no me gustó en exceso. «Good and the Bad» era un buen tema, OK, pero excesivamente edulcorado, sonando más AOR de lo habitual. Para que te hagas una idea, habían pasado de Van Roth a Van Hagar. ¿Sería esa la tónica del disco? ¿La rebaja de octanaje y el añadido de melosidad sería algo generalizado?

Negativo. Todo sigue en su sitio. Ya con la tripleta inicial «In Those Eyes«, «My Oh My» y «I Like It» despejan cualquier duda. Dangerous Curves siguen siendo una máquina de generar pelotazos de rock duro estival e hímnico nunca carentes de testiculina. Por buscar un símil de la época dorada, yo apuntaría a Bullet Boys.

«2nd LP – Still no ballads. 1 Country song, but no ballads!!!«. Así terminaban Jackyl los créditos de «Push Come To Shove«, su genial segundo trabajo. Y así podrían terminar los de «Summertime Highs«. La dupla formada por el tema homónimo y «Fallen Off«, ubicada en el tramo central del disco, sería lo más bajado de revoluciones que habrán compuesto estos tipos, pero definitivamente no son las baladas letales que acostumbran a perpetrar este tipo de bandas. Para nada. Son dos fantásticos medios tiempos, el primero distendido y de aires acústicos, el segundo cargado de cierta épica.

A partir de ahí, ya no hay tregua. Guitars, guitars & more guitars. Festival hard hasta el final de los surcos. Cinco canciones inconmensurables de esas de salir a comerse todos los roscos del mundo. Por escoger una, esa «Nightmare Games» a lo Leppard pre-«Pyromania» me parece especialmente tremenda.

Música con la que partirás la pana mientras circulas por el paseo marítimo con la ventanilla bajada u oteas los mejores top-less de la playa acomodado en la tumbona.

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