Al visionar la excelente película/documental «Moonage Daydream (2022)» de Brett Morgen, éste retrata la estancia de David Bowie por Los Ángeles con imágenes histriónicas, declaraciones de Bowie incoherentes y un mar de «inputs» que desajustan la atención del espectador. Posiblemente el mensaje que quería lanzar el director sin hacer referencia directa es que la adicción a la cocaína del duque blanco, en la ciudad de las estrellas, se multiplico a niveles desorbitantes.
Para recordar esa etapa, en un ejercicio de recorta y pega, me he nutrido de varios artículos aparecidos en el periódico LA Weekly (Texto en cursiva). Aquí el viaje más o menos en orden temporal del duque blanco: «Aunque la experiencia fue muy importante (y traumáticamente) en su mitología personal, el período de Los Ángeles de Bowie duró solo unos 10 meses, descontando las 11 semanas que pasó en Nuevo México filmando «The Man Who Fell to Earth (1976)».
Bowie se mudó a Los Ángeles desde Nueva York a finales de marzo o principios de abril de 1975. Unos 10 meses después, no aguanto más y durante su exitosa gira mundial de 1976, justo después de sus shows en Los Ángeles el 8 de febrero, la abandonó. A posterior volvió, en concreto el 11 de octubre de 1976 a la casa que había alquilado durante unos meses en Stone Canyon Road en Bel-Air para empacar sus pertenencias y mudarse a Suiza.
En esos meses se atrapo en la mitología de adicciones de los famosos «Hollywood Vampires», alterno con infinidad de mujeres, y aquí cuenta la leyenda que sus gustos eran por las amazonas de raza negra, entre las que se encuentra Ola Hudson, famosa diseñadora de vestuario y madre de Slash.
Pero el objetivo inicial de David Bowie estaba orientado en otra dirección ya que vino a Los Ángeles para involucrarse en el negocio del cine, y las cosas no resultaron como él esperaba. En el proceso, sin embargo, hizo uno de sus mejores álbumes y dio una actuación definitiva en lo que se convirtió en una obra maestra indiscutible del cine. Bowie se mudó a Los Ángeles principalmente porque sus nuevos managers (gente del mundo del cine, a diferencia de su antiguo gerente musical, a quien estaba en proceso de demandar) habían hecho un trato para que él protagonizara y proporcionara la banda sonora de «The Man Who Fell to Earth (1976)».
Durante sus primeras semanas en Los Ángeles, Bowie expresó los sentimientos habituales de las nuevas costumbres de Los Ángeles, estaba deslumbrado por el negocio del cine y abrumado tratando de navegar en esta ciudad compleja que no se parecía en nada a Londres o Nueva York. También estaba decidido, como muchos recién llegados a Los Ángeles, a reinventarse. “El rock and roll y yo nos separamos”.
La otra razón por la que Bowie se mudó a la costa oeste fue que, al igual que John Lennon antes que él, estaba tratando de escapar de su esposa. También, como casi todos los británicos que han ganado algo de dinero en el mundo del espectáculo, buscaba divertirse bajo el sol con otros expatriados libertinos. Entre junio y agosto de 1975, Bowie estuvo la mayor parte del tiempo fuera de Los Ángeles filmando la película y también trabajó intensamente en la banda sonora de la película, y escribiendo un libro, que concibió como una gran obra y un cambio total de dirección en su carrera.
Cuando la película terminó en agosto, Bowie regresó a Los Ángeles y alquiló una casa apartada en 1349 Stone Canyon Road en Bel-Air, cerca del embalse de Stone Canyon. El libro nunca sucedió. la banda sonora de la película tampoco, y Bowie volvió a lo que mejor sabía hacer reservando en septiembre de 1975, los Cherokee Studios (en Fairfax, al norte de Melrose), y creo «Station to Station (1976)» en menos de dos meses. Un disco bajo los eflujos de la cocaina y la cultura de la ciudad, la filosofía de los libros de bolsillo, las vibraciones de la familia Manson, la idea de la redención melodramática y las brillantes promesas de la ciencia ficción y la tecnología que se convierten en basura televisiva. En febrero de 1976, recogió los bártulos y se mudó a Europa. Nunca más vivió en Los Ángeles.
