Deadyard – Barcelona 08-02-2020 – Sala Razzmatazz 3

Si Morgan tienen mérito por tener un público tan variopinto, desde amas de casa hasta true rockers, lo de Deadyard también tiene su aquel.

Por lo visto este sábado, que presentaba un llenazo espectacular, estos 5 monkey monggahs consiguen reunir en un mismo espacio a las hormonas juveniles punk de la escena Estraperlo, al glamour tatuado del Paralelo y -con todo el cariño del mundo, yo soy una de ellas- a las momias de Rocksound. Y eso no es moco de pavo.

Gluecifer, Turbonegro, Dictators, Stooges, Demolition 23 … does that ring your bell?; esa la propuesta de Deadyard que, trasladada al directo, arrastra a la jarana y al desmadre colectivo.

Así, apenas Pablito Migraña -nuestro Ian Dury patrio- empezó a escupir los primeros «the sex, the drugs» pertenecientes a «The Escapist Song», el respetable, que venía absolutamente predispuesto, inició una sesión de pogo y stage diving que duraría todo el show.

En manos y piernas de tíos (y tías, pues muchas se apuntaron al bombardeo) de 18 años, aquello hubiese supuesto un infierno. Pero en un pogo de cuarentones impera la buena educación y no corre la sangre, así que sumergirse en la ola fue un placer de bajo riesgo.

«Music’s Dead», «Machinery for Sharks», «Coffin Ride», «Monkey Monggah Blues», las celebradísimas «Old & Angry» y «Armageddon it» … hora y pico de brutal punk n’ roll in your face que solo bajó de revoluciones en esa especie de suite esquizoide llamada «Repo Men» (no, no es una versión de Iggy, Txema!).

A partir de ahí, punto y seguido para atacar sendas versiones de «Search & Destroy» y «Sabotage». Sí, sí, «Sabotage», ¡la de Beastie Boys! Hijos de puta, teletransportados todos a 1994 y agotando reservas de energía, ahí si que se partieron uñas y espinazos. «The Boys are Out», un himno propio tan bueno que pareció otra versión, puso el broche de oro a la velada.

Deadyard son profetas en su tierra, son uno de los nuestros y además molan mucho, así qué que menos que brindarles todo nuestro apoyo local. Próximo objetivo, ¡el mundo!

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