DeWolff – Barcelona 22-02-20 – Sala Wolf

Sala Wolf. El Sr. Lobo de toda la vida. El garito donde, tras liarte con 3 en una noche, conociste a tu mujer. El antro donde unos skins te petaron el ojal con una Xibeca o unos punks te abrieron el ano en canal con una navaja -nunca quedó claro, ya nos lo confirmarás-.

Y ahora, una bonita sala de conciertos con un sonido espléndido. Sí, cuando haya más público de la cuenta esas columnas serán un putada -ríete tú de las míticas de Garatge-, pero para un evento como el DeWolff, ese local es perfecto.

La jugada les ha salido redonda a los holandeses. En anteriores visitas sus directos ya fueron matadores, por lo que dudo que alguien estuviese hace un par de años en Rocksound esta vez decidiese quedarse en casa. Y el boca-oreja siempre funciona, claro que sí.

Pic by Alvar Luis Gabaldà

Pero el truco de magia/marketing del disco-grabado-con-50$-que-suena-como-uno-de-1.000.000$ ha llamado la atención y les ha puesto en el candelabro. Ha generado una curiosidad y una simpatía que ha multiplicado, ni que sea temporalmente, su público.

El concierto fue fantástico. Pablo van de Poel es un -ya no tan niño, 25 tacos- prodigio: dicharachero, caradura, solvente vocalista y excelente guitarrista. Él pone el show y un elevado % de la música, pero su hermano gemelo Luka -yo diría mellizo, pero Pablo me insistió en que son idénticos- a las baquetas y Robin Piso a las teclas, todos ellos enfundados en trajes blancos estilo Gram Parsons, ponen mucho de su parte.

Pic by Alvar Luis Gabaldà

«Tascam Tapes», el disco de 50$, fue el protagonista de la noche. De él desgranaron hasta 5 temas, destacando las dos partes de «Blood Meridian» e «It Ain’t Easy». Por supuesto, con la grandiosidad del sonido DeWolff y sin rastro de los aire lo-fi de la grabación. Como complemento, pequeños clásicos de su repertorio como «Sugar Moon», «Deceit & Woo» y «Double Crossing Man», completando las 2 horas de recital con un set-list de 13 temas.

Si ostentara el cargo de «consigliere» de la banda, les aconsejaría que no hace falta introducir largos desarrollos instrumentales en todos los temas. No hablo de adoptar un ritmo Ramoniano, pero con más canciones y menos solos los conciertos de DeWolff todavía serían más memorables.

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