Dirty Honey sometidos a juicio

Dirty Honey, desde su irrupción, han sido un sí-pero-no para un servidor. Con su permiso, expongo los argumentos, señorías.

Empecemos con los puntos flacos:

Para empezar, sobran grupos con la palabra «Dirty» en su nombre. Por citar algunos ejemplos recientes Dirty York, The Dirty Guv’nahs, Them Dirty Roses, Dirty Streets, Dirty Sweet, Dirty Shirley, Sammy Plays Dirty … un poco de originalidad, por favor.

Tampoco hace falta llegar al extremo de unos King Gizzard & The Lizard Wizard, pero a estas alturas escoger como nombre Dirty Honey … mejorable.

Por otra parte, creo que tienen un problema de magnetismo. Sí, llevan sombreros, pelo largo y gafas de sol, pero no es suficiente. Falta presencia. Piensa en Jay Buchanan de Rival Sons y compáralo con Marc Labelle -el tío que canta en Dirty Honey-. No es su culpa, Labelle se esfuerza y ante la genética poco podemos hacer, pero la distancia es abismal.

Musicalmente, su primer EP cuenta con buenos temas, pero no redondos. Las canciones no llegan a trascender y considero que a nivel compositivo todavía están algo verdes.

Jay fuckin’ Buchanan

En el lado positivo, los argumentos no son pocos:

Dirty Honey están bien aconsejados. Tienen un management que hace bien las cosas y los sabe mover.

Con sólo un EP autoeditado, con sólo 7 canciones a sus espaldas, han logrado telonear a Slash, The Who y a Guns N’ Roses y han escalado bastante arriba en los charts americanos.

Cuentan con 2 clips de primera división y han grabado diversas sesiones en directo con el respaldo de grandes marcas como Amazon o Harley Davidson. Tú lo llamarás enchufismo, yo lo llamo profesionalidad en los negocios y ambición. Algo de lo que ha carecido el RN’R en los últimos lustros.

Proactividad audiovisual. Hace año y medio que no sacan nuevas canciones, pero periodicamente lanzan clips en directo -todos ellos de exquisita factura visual y sonora, nada de vídeos cutres de confinamiento- que mantienen viva la llama.

El ejemplo más reciente -y que me ha dejado tan buen cuerpo que me ha llevado a escribir este post- es este «Down The Road»:

Finalmente, un punto muy importante: respetan a sus mayores. Lucen camisetas de Led Zeppelin, Guns N’ Roses y Aerosmith. Reconfortante tras tantos años sufriendo a bandas que reivindicaban a Joy Division o, peor todavía, no reinvindicaban a nadie.

Si han de cascarse una versión, escogen «Last Child» de los Toxic Twins. Dirty Honey son de los nuestros.

La pandemia ha trastocado los planes de grabación de su esperado segundo trabajo.

Su productor Nick DiDia (mano derecha de Brendan O’Brien en todas sus producciones legendarias) vive en Australia y nuestros protagonistas son de L.A., así que aunque han ido trabajando mediante video-llamadas, pantallas compartidas y envío de ficheros, hasta que no puedan reunirse presencialmente -a priori este verano- el disco no terminará de coger forma.

Ese segundo disco decantará la balanza del tribunal SPD.

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