El gran final de Ibáñez

Esta es una de esas noticias que nunca querrías haber leído. Tenía que pasar. Es ley de vida. Si Kirk Douglas al final resultó que no era inmortal, Francisco Ibáñez tampoco podía serlo. Pero anda que no era bonito que fueran cayendo las hojas del calendario y el padre de Mortadelo y Filemón siguiera ahí. Vivito y coleando y encima plenamente activo.

No es coña, cada X tiempo pensaba en su longevidad. Sabía que había nacido en 1936 -«el mejor año para nacer» bromeaba Ibáñez, aludiendo a la otra efeméride a la que todos asociamos esa fecha- y me gustaba hacer un rápido cálculo mental de su edad cada vez que salía en medios o mi vista se posaba en algún Súper Humor de las estanterías.

Pero ya está. Fin de la historieta a los 87 años para el gran maestro.

Tengo asumido que mi primer gran héroe, en la tiernísima infancia, fue John Wayne. Esos pases en TVE a primeros de los 80’s de sus clásicos marcaron. Pero seguramente Ibáñez apareció en mi vida de forma simultánea. Mi padre compraba Bruguera esporádicamente -Marvel y DC jamás pisaron mi casa- y me aficioné a esos tebeos. Aprendí a leer con ellos. Y pronto exigí a mi progenitor mi dosis semanal de Colección Olé -si eres de los míos, sabes de que hablo-.

Mucho antes del rock n’ roll -y por supuesto, de la Heavy Rock y el Popu- mi vida giró en torno a Mortadelo y Filemón, Botones Sacarino, Rompetechos, Rue 13 del Percebe y Pepe Gotera y Otilio. Todos eran la polla.

Escobar, Jan o Vázquez no estaban mal, pero Ibáñez era THE MAN.

Por si te lo estás preguntando, yo era más de Mortadelo que de Filemón y mi aventura favorita -que no la mejor- es «El Antídoto», aquella donde, por culpa de un experimento del Bacterio, al Súper se le pone cabeza de cerdo -«le veo igual que siempre«- y los mejores agentes de la TIA son enviados a un país peligrosísimo en busca del hierbajus apestosus, el único remedio a su mal.

Y como todo artista, Ibáñez tuvo una época dorada y su posterior decadencia. Todo lo que hizo durante los 70’s y buena parte de los 80’s es una maravilla. Y lo que vino después, pues no molaba tanto, perdió buena parte de la inspiración, pero era grande que siguiera ahí.

Por último, el gran debate: ¿Mortadelo debe ser enterrado con su creador, a lo Tintín? ¿O el show debe continuar, a lo Asterix?

Los conocedores de la causa ya sabréis que a mediados de los 80’s Ibáñez fue despedido de Bruguera y que sus personajes, propiedad de la editorial, fueron dibujados durante unos años por otros tipos bajo la firma «Bruguera Equip». Evidentemente, el resultado fue terrible.

Ah, y un recuerdo para unos personajes que nadie recuerda! Chicha, Tato y Clodoveo, los 3 caraduras rockandroleros en paro que sacaron del ídem a Ibáñez después de la marranada de Bruguera.

Salir de la versión móvil