El videoclip porno de Lindemann (Rammstein)

El nuevo clip porno-musical de Lindemann es muy fuerte. Extremadamente fuerte.

Lindemann es el proyecto paralelo de Till Lindemann, el ogro que canta en Rammstein.

Y no, no me refiero al clip de «Platz Eins», cuya versión censurada se puede ver en Youtube y te adjunto aquí abajo.

Estoy hablando de «Till the End». «Platz Eins» es una locura, pero es muy light comparado con esta nueva entrega.

«Till the End» es tan salvaje que no se ha promocionado y ni se han atrevido a colgar una versión censurada en Youtube. Total, para qué. Si cogieran la tijera sólo podrían dejar unos 10 segundos de los 7 minutos que dura el clip.

«Till the End» fue el regalito de San Valentín de Till Lindemann a sus seguidores y solo puede verse en la web porno alemana Visit-x.net.

La web es de pago y has de rascarte el bolsillo para ver el 99% de sus videos. Sí, yo también me pregunto quién coño paga en 2020 por ver porno. Pero Visit-x tiene 9 millones de usuarios y lleva 20 años en el negocio, así que que los germanos deben pagar por pajearse.

En Visit-x tienen una promo de «Platz Eins» + «Till the End» por 6€. No he podido resistir la tentación y he pasado por taquilla. De momento puedes reproducir ambos clips las veces que te de la gana, pero te avisan de que algún día esos videos desaparecerán.

Siento la necesidad de compartir contigo «Till the End», pero no quiero ir a la cárcel. Si ripeo el vídeo y lo comparto aquí, los abogados de Lindemann me empapelarían por pirateo y los guardianes de la moral de Internet nos cerrarían la web por publicar algo tan extremo.

Otra opción era compartir con todos los lectores mi cuenta de usuario y contraseña de Visit-x, para que puedan visionar legalmente ese material, pero mi mujer me ha quitado la idea de la cabeza. No confía en el buen uso que podáis hacer de mis datos personales.

En fin, me limitaré a explicarte que «Till the End» es una orgía psicótica de 7 minutos donde Lindemann, en la piel de una Calígula de nuestros días, hace las mil perrerías -con especial predilección por las gargatas profundas- a un sufrido harén.

Especialmente impactante es el minuto central donde deja de sonar la música y nuestro protagonista emula al Nacho Vidal más repulsivo que recordéis.

Supongo que, en el fondo, todo es una gran metáfora. Pero, a simple vista, Lindemann ha perdido el juicio.

Aquí tienes unas cuantas capturas de pantallas «aptas». A partir de ahí, usa la imaginación … o paga.

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