Fiasco Amyl & The Sniffers

Lo que tendría que haber sido una crónica eufórica (o no) sobre el show de Amyl & The Sniffers terminará siendo un «rant» en toda regla. Una pataleta por lo que pudo ser y no fue el pasado miércoles 1 de diciembre.

Este concierto era necesario para el publico rockero barcelonés. Tras shows de fogueo -que nadie se me ofenda- como el de The Hangmen, ese era el momento para volver a presenciar algo grande tras tantos meses de ostracismo. Más teniendo en cuenta que recientes giras molonas como las de The Last Internationale o Cracker han hecho el vacío a la Ciudad Condal.

Ahora me dirás que tocas en una banda local que es la polla y que cada fin de semana ofrece conciertos mil veces mejores. OK. Pero ya me entiendes, eran Amyl & The Sniffers en la grande de Razzmatazz. El hype, los tickets agotados en minutos, la euforia. Era el sitio y el momento. Y ahora tenemos la moral rockera por los suelos.

Mal por el promotor, que optó por un rastrero cambio de fecha (y sala) cuando todo el papel ya estaba vendido y olfateó la posibilidad de un taquillaje aún mayor. Aún sabiendo que con esta decisión jodía a decenas o incluso centenares de personas que, al tratarse de una fecha única en el Estado, habían soltado una buena pasta en concepto de transporte y alojamiento. El promotor se defenderá diciendo que se trató de un cambio de planes de la banda. Que no tuvo otra opción … no dicen eso en los mentideros, pero vamos con la banda.

Si Amyl & The Sniffers juegan a ser una banda de verdad, unos profesionales que cobran un buen dinero por su trabajo, deben actuar como tal. Si no son más que unos punks descerebrados, me parece perfecto. Que dediquen su tiempo a tocar y drogarse en los garitos de Melbourne y, si eso, ya los veremos por Youtube.

En cambio, si pretenden ser una banda seria que se embarca en giras internacionales de cierta importancia, deben demostrar cierta responsabilidad. Sí, todos podemos coger el COVID. Pero se trata de minimizar el riesgo, amigos. Evitar a toda costa infectarte y joder la marrana a promotores, salas y fans. Si tienes varias fechas por delante, no puedes irte de juerga al pub al acabar cada concierto.

Pero vale, esas cosas pasan. Pues reacciona, joder. No me mandes amor a través de las redes sociales. No me sirve de nada. Al día siguiente de la cancelación anuncias una nueva fecha en Barcelona para 2022 y quedas como un señor.

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