Forgotten Black Pastics of the 90’s – Acid Bath «When the Kite String Pops»

Hace tiempo que quería hablar de Acid Bath. Una banda fundamental en el underground del metal extremo, de esas bandas que estuvieron cerca de romper pero por diversos motivos se quedaron como una banda de culto, influyente pero lejos del mainstream y del éxito comercial. No ayudó que el bajista Audie Pitre y sus padres murieran en un accidente cuando una conductor borracho sesgó sus vidas, tampoco que el letrista y voz de la banda Dax Rigss empezara a virar hacia sonidos más melódicos e íntimos después de lanzar el primer álbum. Así, las desavenencias estilísticas junto con la muerte del pegamento de la banda, Audie, precipitó que la banda se disolviera dejando dos discos descomunales y una banda con aurea de maldita y que sigue reinando en los bajos fondos del metal extremo. Con todos vosotr@s, Acid Bath.

1994, hace nada más y nada menos que 30 años Dax Riggs, Mike Sanchez, Jimmy Kile, Audie Pitre y Sammy Duet crearon uno de los mejores álbums de metal extremo de los 90. Nacidos de la unión de dos bandas (Dark Carnival y Golgotha) en 1991 en la pantanosa Lousiana, lanzarían una demo que es objeto de culto, muy difícil de encontrar: Hymns of the Needle Freak (1993) que empezaba a definir su sonido. Un estilo que si bien se engloba generalmente en el Sludge tiene más recorrido, mucho más. Elementos del Doom, del Death (Luisiana está cerca de la cuna del Death yankee: Florida), la agresividad del thrash y el punk o incluso influencias del blues, son los elementos que conforman la cóctel sónico de una banda única.

Porqué el nombre Acid Bath?

Acid Bath toma el nombre del asesino en serie John Haigh, comúnmente llamdo el asesino del baño de ácido y, de hecho, los asesinos en serie son parte fundamental de la iconografía de la banda aunque no siempre de una forman expresemante formulada por la banda. When the Kite String Pops tiene como portada uno de los dibujos del inefable y repugnante John Wayne Gacy aka Pogo el Payaso. La história de ese ser nauseabundo es bastante conocida pero si no la conoces o quieres ahondar en ella te recomiendo el podcast Pop y Muerte en el que se habla sobre él. Esa maniobra en la portada parece que no estaba del todo respaldada por la banda y que fue casi una imposición de Rotten Records. Su segundo ( y último disco) también quedaría ilustrado en su portada por una ilustración del Dr. Muerte, el ínclito Dr. Kevorkian agrandando así la imaginería de la banda y su relación con los asesinos seriales.

El Álbum

Basta de cháchara, cuando la aguja rasca el surco empieza el sentido de esto. The Blue es el primer corte que nos trepana las orejas con el acople insano y entra el bajo con esa afinación gravísima y Dax Riggs empieza a castigar sus cuerdas vocales todo toma forma. El aire blusero impregna el tema y lo arrastra con ganchos oxidados y gruesas cadenas por el fango sonoro. Es solo el inicio pero ya demuestra que este disco va más allá de un género. El underground estaba viendo el nacimiento de un disco fundamental.

De aquí transitamos por el heavy blues esquizofrénico de Tranquilized, que sea quizás uno de sus temas más accesibles. Es disco es un auténtico manglar, plagado de arenas movedizas, furiosos caimanes dispuestos a desmembrarte después de que hayas sucumbido a su terrorífico abrazo. Bueno ejemplo de ello son los contrastes entre Tranquilized y la virulenta y desatada maldad de Dr. Seuss is Dead. El creador del Grinch es el protagonista de unos riffs ponzoñosos, espectrales en ocasiones y demoledores en otras que junto a los barks / growls de Riggs conforman un tema fulminante. Toda esa maldad se ve reflejada en la quasi Death/Blacker Jezbel: monumento impío a la oscuridad. Para que toda esta maquinaria funcione se necesitan sólidos pilares y la batería de Jimmy Kyle se me antoja definitiva en este negocio y, junto al bajo percutor de Audrie forman una sólida muralla , cimiento y contramuro que sostienen la pesada estructura que es Acid Bath.

En toda esta locura también aparecen puntos de luz, aunque débiles, que refulgen en verdes tonalidades que no alivian el denso aire si no que lo hacen más sofocante. Esto es Scream Of the Butterfly, un medio tiempo tan preñado de melancolía que duele en el alma. Es esta y su hermana The Bones Of Baby Dolls que roza la épica y dónde Dax sigue demostrando su amplitud de registros los momentos de reposo de un disco que ralla la maravilla y que ya en su debut dejaba entrever que no solo se dedicaban al arte de aterrorizar los sentidos mediante desbordante brutalidad si no que escondían una sensibilidad nada dada en este tipo de bandas y estilos.

Parece mentira que la agresividad de Dope Friend (descarnada agresión en forma de riffs como mazos) y estos temas acústicos formen parte del mismo repertorio e incluso de la misma banda, pero así es y esta es su grandeza. En cierto modo Pantera había hecho algo similar con la versión de Planet Caravan en su Far Beyond Driven a modo de cierre y ya chocó en ese disco, en este no descoloca si no que adquiere todo el sentido.

Me encanta The Mortician Flame en la que las guitarras mandan de nuevo con riffs que retumban a Death y la voz de nuevo de Riggs que transita por los territorios de Wayne Stanley o Chuck Shuldiner a su antojo o dibuja ilusiones cercanas a Morrison a lo largo del álbum.

La descarga final viene fuerte: What Colour is Death y, sobretodo Cassie Eats Cockroaches revientan el disco con una renovada brutalidad, sobrecogedora, plagadas de groove y tremendos riffs monolíticos todo adornado con samplers vocales.

In a nutshell todo en este disco es auténtico, sentido y con sentido. Se trata de una banda con altísimo nivel compositivo con unos guitarras (Duet/Sanchez que rasgan sin miramientos), un bajo y batería solidísimo apoyados en una voz portentosa que parió un disco enorme, fundamental me atrevería a decir. Su segunda parte: Paegan Terrorism Tactics cambiaría un poco el rumbo y acabaría conformando una dupla prodigiosa. Por otro lado Riggs crearía Agents of Oblivion, banda de un solo disco, en el que exploraría mucho más la parte acústica alejándose de la brutalidad de Acid Bath pero que conviene no perderse en ningún caso. Estad atentos que en algún momento volveremos con este discazo.

Pump up the volume, Acid Bath is here!

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