Forgotten Black Plastics of The 90’s: Circus of Power – «Magic and Madness»

Cuando alguien desempolva el nombre de Circus of Power y desea recomendar/rememorar su música, lo habitual -y lógico- es acudir a su debut homónimo de 1988 y adjuntar el clip de «Motor», su primer single. Se trata de, respectivamente, su álbum y su canción más popular y son totalmente representativos del concepto Circus of Power. Sonido, actitud, estética, todo está allí condensado.

Sin embargo, esta tendencia a focalizar en su primer disco provoca que el resto de su discografía haya quedado -todavía- más olvidada. Y eso es injusto, muy injusto. Más ahora que todo está a nuestro alcance a golpe de click.

Alex Mitchell, Gary Sunshine y compañía no bajaron el pistón, no perdieron fuelle, no traicionaron sus principios a a medida que se sucedieron las entregas. Al contrario, se despidieron -hasta su inesperado comeback hace un lustro- con el que seguramente sea su mejor trabajo, ese vuela cabezas llamado «Magic & Madness».

Y dado que «Magic & Madness» se publicó en 1993, considero que este LP es totalmente merecedor de figurar en el panteón de los Forgotten Black Plastics of the 90’s. Nadie dijo que la sección estuviera circunscrita al rock alternativo, ¿cierto?

Es sabido por todos que 1993 ya era muy mal año para las bandas cuyo contrato provenía de la década anterior. Está el paradójico caso de los intocables como Guns N’ Roses, Metallica, Bon Jovi o Aerosmith, cuya popularidad llegó a ser mayor que nunca en los años alternativos.

Pero la clase media-baja del hard & heavy 80’s, ante la tormenta perfecta del grunge, o bien actualizaba su sonido a la desesperada y lanzaba un último disco que no llegaría a ninguna parte o, directamente, ya se había buscado otro empleo.

A Circus of Power no le hacía falta actualizar su sonido, ya que éste, bajo mi punto de vista, era atemporal. No era esclavo de modas ni tendencias. Su música hubiese sido válida en 1973, lo seguía siendo en 1993 y, por supuesto, lo sigue siendo en 2021. La discografía de Circus of Power, de cabo a rabo, suena a unos The Doors volcados en el hard rock, a un Iggy Pop sumergido en el blues rock más guarro. ¿Qué actualización necesita eso?

Un fan de Alice in Chains o de Soundgarden podía perfectamente comulgar con esa propuesta. No era la música que escuchaba su hermana mayor. No eran tíos guapos de pelo crepado cantando baladas. No eran Warrant o Winger. Beavis & Butt-Head no se burlaban de ellos. Escuchar Circus of Power en 1993 no implicaba peligro de bullying en clase.

De hecho, el primer single de «Magic & Madness» fue «Heaven & Hell» -suyo es el clip que tienes sobre estas líneas, el que ha hecho que tus genitales hayan caído al suelo-, tremebundo tema que cuenta con la colaboración de uno de los jefes de Seattle, ni más ni menos que Jerry Cantrell de Alice in Chains. Una forma alta y clara de decir, «alternakids, Circus of Power son de los nuestros«. Lástima que Jerry sólo aparezca en unos escasos frames del citado clip. Una presencia más nítida hubiese sido una buena jugada comercial.

De «Shine» no hay clip, pero el audio de está canción debía formar parte de este post, sí o sí. En ella encontramos la otra colaboración de oro del álbum. Mr. Ian Astbury himself! The Cult no pasaban por su mejor momento en 1993, pero contar con la presencia en Astbury en este mágico medio tiempo es otra muestra del respeto del que gozaban Circus of Power entre sus compañeros de profesión.

Pero no sólo de colaboraciones vive «Magic & Madness», por supuesto. El álbum entero es un festín de aullidos, testosterona, riffs grasientos y grandiosas canciones. Como no me apetece destripar el disco tema a tema, haremos una cosa. Si con esta «Mama Tequila» no he logrado convencerte, éste no es tu post ni tu disco. De lo contrario, tírate de cabeza a por «Magic & Madness»:

La irrupción de «Appetite for Destruction» provocó que su propuesta fuera considerada por unos ejecutivos, durante un corto periodo de tiempo, como un producto potencialmente comercializable para las masas. Y hay que agradecerlo, ya que de lo contrario hoy no estaríamos hablando de Circus of Power. Cuando se consideró que el producto no era rentable, se cortó el grifo y los músicos tuvieron que buscar otras maneras de llevar el pan a la mesa. That’s monkey business!

Poco tiempo después, Gary Sunshine -guitarrista- daría clases particulares a Axl Rose durante los años más oscuros del loco de Indiana e incluso llegaría a participar en las sesiones de «Oh My God», pero esa ya es otra historia.

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