«Gambito de Dama»: Pills, booze y jaque mates

Todo lo que hayas escuchado o leído al respecto es cierto. Tu cuñado, el forero, el enteradillo que sale por la radio, todos tienen razón. «Gambito de Dama» es cojonuda, la serie del año, todo un hito de la TV.

Es de las pocas veces que calidad y éxito masivo van de la mano. Parece increible, pero una serie sobre una jugadora de ¡ajedrez! es el show más visto en la historia de Netflix. Y no, no estamos hablando de una estadística global desvirtuada por una audiencia millonaria de cejijuntos de las ex-repúblicas soviéticas.

En España -un país donde, por decirlo suavemente, lo intelectual no suele gustar- , a día de hoy, transcurridas semanas desde su estreno, «Gambito de Dama» sigue siendo el segundo programa más visto de la plataforma.

Ahí radica el secreto de su éxito. El relato de la evolución personal y «deportiva» de Beth Harmon durante la década de los 60’s -bien salpimentada de tragedias familiares y adicciones a drogas legales varias-, desde el gris orfanato a las grandes finales vs. las eminencias soviéticas, ha atrapado y convencido tanto a personas que no sabrían mover ni un peón como a maestros internacionales del tablero.

Harmon vs. Borgov

No aburren con tecnicismos teóricos y, aunque apasionantes por el juego psicológico que conllevan, tampoco se recrean en exceso en las partidas. Eso sí, cuando juegan a ajedrez, lo hacen de verdad. Cuidan hasta el último detalle de tal manera que hasta los grandes expertos se han sorprendido. Sirva esta entrevista a nuestro campeonísimo Miquel Illescas a modo ejemplo.

Por mi parte, aunque sea un paquete, ha sido un gusto hacer «pauses» cuando enfocaban los tableros para tratar de entender las intenciones de los contendientes. La putada es que, tras unos 5 años apartado preventivamente, «Gambito de Dama» ha provocado mi recaída en la adicción al chess online, con el consecuente abandono de mis obligaciones conyugales, familiares y laborales.

Ya desde un punto de vista Dirty, lamentar que Anya Taylor Joy -la actriz que encarna a Beth Harmon- no muestre su espléndida anatomía. Unos buenos desnudos hubiesen supuesto el jaque definitivo.

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