Idles. O2 Victoria Warehouse. 29/01/2022. Manchester.

Si pegas un vistazo a la actual gira europea de Idles, cuentan sus fechas por «Sold Outs», repiten shows varios días seguidos en ciudades por la demanda, cosa que también paso en el tramo USA de finales de 2021. Por lo tanto, el indicador es claro, este es su momento y no parece que quieran desaprovecharlo.

Aquí tenéis la crónica de un servidor publicada en la web de Rockzone, que por supuesto os recomiendo que visitéis de forma diaria:

El nivel de intensidad que aplican Idles a sus shows es de un perfil altísimo. La carga eléctrica, la tensión y la entrega en cada uno de los temas, sencillamente brutal. Dicha esta afirmación, desarrollemos lo vivido en la segunda de las tres fechas – todas sold out– que ofrecía la banda en Manchester, shows que habían sido pospuestos durante dos años.

Las ganas de ver a la banda fueron mayores que los aviones a horas intempestivas, tickets de reventa, cumplimentar documentos de acceso a UK -test de antígenos que encargarás, por supuesto pagarás, y que nunca llegarás a hacerte, solo para obtener el QR de entrada al país- y el aire huracanado que ese día soplaba en la ciudad.   

Asistir a un show de Idles en su tierra es espectacular, y sirve para comprender mejor la dimensión de la banda; el público los siente como uno de los suyos, como gente que podrían encontrarse en el pub. La forma en que la banda se comunica con ellos lo confirma: son una familia encima del escenario -la manera de presentar a sus técnicos lo evidencia- y lo mejor, en el tranvía de vuelta al centro de la ciudad, sus fans cantan los temas que acaban de escuchar en directo.

Si lo ofrecido en Crawler te había despertado algún tipo de dudas, al verlos en directo éstas desaparecerán por completo. Casi la mitad de su set forma parte del mismo y los temas de este álbum se elevan a otro nivel, con una base rítmica que se te clava, una dupla de guitarras crujientes fuera de control y un líder que escupe con rabia sus personales textos (un Henry Rollins vía Bristol). Por otra parte, el otro gran protagonista de su set es Joy As An Act of Resistance (2018), que podríamos decir que puede ser considerado su disco clásico, pero tampoco se olvidan del resto de su discografía.  

No haré demasiados spoilers, para quienes tenga previsto verlos en esta gira, pero si de inicio arrancas con ‘Colossus’ -con la gente abriéndose en medio de la pista y montando un mosh brutal- sabes que todo solo puede ir para arriba, y más si lo enlazan con ‘Car Crash’ y ‘Mr. Motivator’. La banda ha amasado una colección de temas que, si bien en su formato estudio siguen un patrón cortante, en directo fluyen hacia ti de forma más orgánica y dinámica como ‘The New Sensation’ o ‘Crawl!’, o bien la recreación de su propio baile de fin de curso en ‘The Beachland Ballroom’, con bola de discoteca incluida.

Para rebajar intensidad, la banda se toma un descanso y deja correr su sentido del humor, permitiéndose el lujo de cachondearse de los ídolos locales Oasis en un medley desquiciante con Mariah Carey. Y aunque al menos a mí se me hizo largo, entiendo que era necesario para que tomaran oxígeno para la recta final. Esta se centró en sus himnos de pelea, con clásicos como ‘Danny Nedelko’ y ‘Rottweiler’ que enlazan con una catarsis eléctrica de percusiones y distorsión poniendo fin a un show que, sin duda, movió, por dentro y por fuera, a cada uno de los asistentes.

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