«Kalifat», el yihadismo que viene del frío

Aunque me consta que Escandinavia tiene una población multicultural que va mucho más allá de las suecas rubias en bikini de Alfredo Landa (Sergio Crime nos podría ilustrar un poco al respecto), cuando pienso en jóvenes europeos que abrazan las ramas radicales del Islam nunca los relacionaría con los países nórdicos.

Franceses e ingleses con raíces en las ex-colonias africanas y asiáticas, españoles de origen marroquí, en mi esquema mental eso encaja … pero, ¿suecos combatiendo en Siria enrolados en las filas del Estado Islámico?, ¿adolescentes escandinavas en burka ejerciendo de esposas sumisas en Raqqa, capital de Isis?

Nuestros vecinos septentrionales suelen aparecer en las páginas de sucesos por tropelías de color ultraderechista, no por asuntos de fanatismo musulmán.

Pues según lo visto en «Kalifat», la serie con mayor audiencia en la historia de la TV pública sueca (y oportunamente adquirida por Netflix), el terror islamista también está presente en el norte de Europa.

Las redes de captación están atentas. Menores inadaptadas/os de familias inmigrantes que no encuentran su lugar en la sociedad. El idealizador Youtube hace el resto.

Así empieza todo

El trepidante serial presenta tres focos de acción: 1) la radicalización, captación y partida hacia Siria de los jóvenes escandinavos -soldados ellos, concubinas ellas-, 2) la cruda realidad del día a día en Raqqa y 3) el preparativo de atentados en suelo sueco.

Como nexo de unión, la súper-agente Fatima Zukić -de origen bosnio para dotar de más exotismo al conjunto-, personaje con evidentes paralelismos con la Carrie Mathison de «Homeland», que lo dará todo para salvar el pellejo de sus conciudadanos.

Buen pulso, notables interpretaciones, tensión in crescendo y con un final que estremecerá hasta a los más duros de la sala, «Kalifat» tiene nuestro sello de aprobación.

Por cierto, mirad si soy malo con los idiomas que, empecinado en ver las series en VOSE -aunque no sean en inglés- era incapaz de distinguir cuando hablaban en sueco o árabe. Como cantaba Axl, «It’s all Greek to me«!

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