La belleza (tailandesa) está en el interior

Hoy te has mirado al espejo, después de cepillarte los dientes, has notado que la edad no perdona y tu vicio al café y al tabaco no ayuda que tus dientes sigan tan blancos como antaño. Te sigues mirando tu cuerpo y tu tez morena contrasta con el blanco de tus vecinos pijos tailandeses.

La población está obsesionada por la piel pálida, evita el sol, algunas mujeres usan sombrillas, los conductores de las taxis-motos llevan guantes hasta los codos y los anuncios que prometen aclarar la piel con extraños ingredientes, como la baba de caracol, reinan en los carteles publicitarios.

El blanco ya es el estándar de belleza, no solo en el antiguo reino de Siam, sino en todo el Sudeste Asiático y gran parte de Asia oriental.

El color de la piel se asocia culturalmente a la clase social en Tailandia, nadie quiere parecerse a los hombres y las mujeres de clase trabajadora que curran de sol a sol en el campo o en la calle. La colonización europea de los países vecinos de Tailandia en el siglo XIX y la influencia más moderna de los ideales coreanos de belleza, han ayudado además a “intensificar esta obsesión histórica y cultural por la blancura”.

Sigues tu paseo, y no solo ves a las mujeres queriendo ser blancas sino que los hombres también se han apuntado al carro. Tener un cuerpo blanco es considerado también como un activo para ellos.

Tanto ellos como ellas utilizan productos de blanqueamiento, lociones, cremas, jabones y otros potingues que ayudan a realizar el efecto Michael Jackson. En los carteles de las clínicas de tu barrio sobresale la palabra “whitening”, como en casi todos los packs de las secciones de jabones o cremas para las manos de cualquier 7-Eleven o farmacia.. todos se apuntan a la moda blanca.

¿Pero…también se deben blanquear las zonas del cuerpo más ocultas?

Ya hace un tiempo que en Tailandia han empezado a blanquearse las zonas más íntimas, las zonas más…oscuras (sí, sí, las que no se ven cuando llevas bañador).

Entras en una de las clínicas y hablas con tu nuevo amigo Nobie, el recepcionista del centro. Te explica que sí, es normal el blanqueamiento corporal en la sociedad tai, pero lo que no sabías que también realizan blanqueamiento anal y genital.

Te explica con mucho mimo y detalle que la obsesión para que se vea apetitoso el ano empezó en los años 80 con el mercado de la pornografía. Primero fue la moda de la eliminación total del vello íntimo, tanto en las actrices como en los actores.

Y esa depilación integral fue la “culpable”, porque la piel de la zona anal, ahora completamente desprovista de pelo, era evidentemente más oscura que la piel circundante. Así nació la necesidad de blanquear la zona del ano, cosa que asegura a la piel una tez sonrosada y natural, incluso agradable a la vista.

Pero esta obsesión de la belleza interior va más allá. En pleno siglo XXI, ha surgido una nueva moda: el blanqueamiento de pene.

La clínica de Nobie comenzó a ofrecer este servicio hace seis meses, cuando un cliente se quejó de sus «oscuras» partes íntimas. «Últimamente mucha gente está pidiendo lo mismo. Tenemos unos 100 clientes por mes, tres o cuatro clientes diarios”.

La edad de la mayor parte de los clientes oscila entre los 22 y los 55 años, y normalmente pertenecen a la comunidad LGBT. El servicio de blanqueo requiere al menos cinco sesiones con láser -te encoges cuando oyes láser- y tiene un precio total de unos 650 dólares aproximadamente.

Vuelves a casa desorientado, lo que es capaz de hacer una obsesión, querer ser el que no eres…otra persona. ¡Pero otra persona con un ano y un pene diferente! ¿Y si tomas el sol y tu piel se oscurece pero no tu blanco pajarito? ¿Le gustará a tu respetable marido/señora? ¿Y si el blanco no es el mismo que el de la piel de tu barriga o tus piernas? ¿Blanco roto, blanco marfil, blanco nuclear?… tienes muchas más preguntas que hacerle al bueno de Nobie.

Antes de irte a la cama, te cepillas los dientes pensando que por menos de 700 euros puedes tener a tu miembro más blanco que los mocos de Maradona. Un lujo apetitoso para muchos que están dispuestos a pasar por el quirófano y pasar por el láser a sus partes más bajas y más sensibles para ser bello.

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