La Mara que os parió, hijosdeputa!

El niño de Hollywood. Miguel Ángel Tobar, un niño de nadie como tantos y tantos en El Salvador, un chico perdido en el mundo desde que nació. Un libro que muestra el sinsentido de la violencia que, irónicamente es el único camino de miles para sentirse parte de algo, parte del mundo, con sangre, con desprecio a la vida, con la muerte acechando en cada esquina, con la Bestia (la Mara) como dueño y señor de un país que se desangra cada día. Sin remedio, sin esperanza. La Muerte llenando de sentido la Vida.

De la lectura de este libro, que recomiendo a todo el mundo, no queda otra que reflexionar mucho sobre el mundo, los seres que lo habitamos, los infinitos mundos que existen dentro del planeta tierra y, sobretodo del valor de la vida según la latitud dónde hayas nacido.

El niño de Hollywood, sicario de la Mara Salvatrucha.

El Niño de Hollywood es una maravilla periodística que narra la fundación de las maras, la historia de El Salvador, todo esto desde la historia de vida de Miguel Ángel Tobar, uno de los sicarios más respetados de la banda que se rebeló contra absolutamente todo el mundo. Violencia, sangre, asesinatos, guerra y mucho sufrimiento.

La Mara Salvatrucha, a pesar de su nombre muy proclive a los chistes, es la pandilla más jodida del mundo. En dura competencia con los Zeta mejicanos y los Yakuzas japoneses están siempre en las listas del gobierno yankee como una de  las tres organizaciones más peligrosas del mundo.

Su nombre proviene de la cultura popular: Cuando ruge la Marabunta, película de Byron Haskin del 1954 , que narra como una legión de hormigas hambrientas arrasaba con todo y con todos a su paso. Resulta casi cómico, la cultura trash dando nombre a una banda de asesinos, ni Tarantino! De ahí de la Marabunta, la Mara.

El apellido Salvatrucha se refiere a un libertador salvadoreño en la primera década de los 1800: la pandilla cuenta con un fuerte carácter patrio en los inicios. Así tenemos el nacimiento del nombre, ahora solamente falta el pegamento.

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Y todo esto tiene su música, casi siempre la de la detonación de una pistola o el chocar de una machete contra carne, tendones y huesos; pero también la música que fue el origen de la MS13. La Mara Salvatrucha.

Pues bien, quién nos iba a decir que la MS13 tiene su origen en el metal. Vosotros no hacíais caso cuando decían que ese peligroso ruido salido del culo de Satanás os iba  a llevar por el mal camino… haced caso a vuestras mamis, siempre.

La garra marera, os suena familiar, verdad?

Su símbolo, la garra salvatrucha, procede de la archiconocida Mano Cornuta popularizada por Dio, procedente de Italia como remedio para espantar el mal de ojo, el malochio. El símbolo fue adoptado por los jóvenes salvadoreños que huían del horror de la guerra en su país y dieron de bruces con un L.A. dominado por las bandas de mejicanos y de afroamericanos que se partían el morro a la menor ocasión. En cuanto a violentos no los ganaba nadie pero todavía no se organizaban, les faltaba algo.

Los salvadoreños no entedían un carajo del país: no entendían la lengua, no entendían las costumbres, les zurraban por ser los nuevos, los otros, por no dejarles ser alguien, un nuevo grupo establecido. Estaban fuera de sitio y recibían palizas por todos lados. Solo una cosa entendieron: la agresividad de Slayer, de Metallica y de todo el universo metálico con el que pudieron  dar empezando por y, sobretodo, Black Sabbath. El metal y su componente pseudo-satánico fue el pegamento que los unió.

Su nombre originario fue Mara Salvatrucha Stoner (MSS), no por el estilo musical en concreto si  no por ser fumetas de muy padre y señor mío. En sus orígenes nada de reggetón. Solo Metal, Metal y más Metal. Pelos largos, camisetas de grupos que todos reverenciamos y ritos satánicos en cementerios componían el modus vivendi de la MSS en sus orígenes. Y la violencia, claro. Los chicos procedían de las guerrillas o del ejército salvadoreño que se enfrentaron en una guerra fratricida que duró algo más de una década. En los 80 el metal reinaba, la Mara lo haría unos años más tarde.

The beautiful ones.

 Es destacable que el primer muerto oficial de las Maras fuera un tipo con el nickname Black Sabbath, el Black Sabbath. Ese primer muerto significó un auténtico bautizo, de sangre por supuesto. La sangre llama a la sangre, violencia se combate con violencia. Y el proceso se aceleró.

Otro himno  marero: el archiconocido The Trooper de Iron Maiden define perfectamente la vida de los MS13:

You’ll take my life but I’ll take yours too
You’ll fire your musket but I’ll run you through
So when you’re waiting for the next attack
You’d better stand there’s no turning back

De aquí a su estatus actual hay un mundo, un universo casi, plagado de malas decisiones gubernamentales, indolencia de los dirigentes, pobreza y marginación. Y sobretodo el sentimiento gregario de niños y gentes que no tienen nada excepto la Bestia ( la Mara) la pandilla o su enemigo los XV3 (Dieciocho) para definir su vida, su destino. La Nada o la Bestia. Por supuesto, la explotación del pobre tiene mucho que ver co todo esto.

La música como catalizador de sentimientos, como chispa iniciadora. En este caso, el inicio de una carrera genocida. El Niño de Hollywood, un vida que no importaba a nadie pero que debía ser contada. Leer su historia, la historia de las Maras es darse de bruces con la estupidez humana. Con el desprecio que gobiernos, empresas, personas, sociedades sienten, sentimos, por la vida de gentes que viven lejos en un mundo que ni imaginamos. Que no queremos ver.

Un asesino frío, víctima de una tierra quemada. El Salvador.

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