Math’n’Roll around the world

Soy consciente de ser víctima de una deformación profesional, pero me pirra localizar bandas de Rock/Metal que, de una manera u otra, hacen referencia a conceptos matemáticos.

El modo más extendido para hacer dichas alusiones viene dado, sobretodo, a través de las portadas de sus discos; siendo menos habitual que se reflejen en forma de logo, títulos de álbum y canciones, o incluso en su propio nombre (tanto aquí como acá tienes varios ejemplos).

Este va a ser el primero de una (espero que larga) lista de posts dedicados a esta extraña conexión; y, sin que sirva de precedente, este debut va a girar en torno a tres nombres propios de tan magna Ciencia: Maurits Cornelis Escher, August Ferdinand Möbius, y Pitágoras.

Vamos con ellos.

M.C. Escher

Como ya se ha dicho, lo más frecuente es que estos guiños u homenajes se vean reflejados en las portadas (con diseños geométricos la mayoría de las veces); pero estos casos puntúan bajo en mi medidor mathrollmómetro: al fin y al cabo, es difícil saber si la idea y concepto de la portada corrió a cargo de la banda, o simplemente fue una elección del departamento de arte.

Al respecto, echar un vistazo al tracklisting puede ayudar a salir de dudas: con que uno de los cortes contenidos haga mención a algún concepto matemático ya podemos estar seguros de que hay, al menos, un nerd en la banda.

Otras veces, sin embargo, realizar tal comprobación nos llevaría a un callejón sin salida. Es el caso de la pareja protagonista que viene a continuación: dos ilustres del Rock británico por los que no hubieses apostado ni un chelín. Pero antes, vamos a ver qué hizo en vida el amigo Mauricio Cornelio para estar aquí.

Escher (1898-1972), de quien hasta el 26 de septiembre hay una exposición en la Sala Gran de les Drassanes (Barcelona), fue un artista neerlandés que centró su obra -principalmente grabados y dibujos- en mundos imaginarios, figuras imposibles (figuras cuya construcción en tres dimensiones no resulta posible) y teselación (una forma concreta de cubrir una superficie plana -los mosaicos de toda la vida, vaya- utilizando un patrón de figuras, de manera que éstas no se superpongan entre sí y no queden espacios vacíos).

Propiamente Escher no fue un matemático, pero, al tiempo que tomó prestados algunos conceptos matemáticos contemporáneos (la Escalera de Penrose, de 1958, creada por el susodicho) para la realización de algunas de sus obras , su capacidad para crear espacios y figuras paradójicas atrajo la atención del mundo académico, abriéndose hasta 11 líneas de investigación matemática y científica.

Hechas la presentaciones, es el turno de hablar de los rockeros que se sintieron inspirados por su trabajo. El primero es Ian Hunter, cantante de los seminales Mott the Hoople. Sobran las presentaciones, ¿no?

El amigo Hunter entró en contacto con la obra de Escher gracias a Guy Stevens (productor de los cuatro primeros discos de MTH), y no se le ocurrió mejor forma de mostrar su admiración hacia el artista que haciéndolo por duplicado.

La primera vez en 1969 con el debut de Mott the Hoople, cuya portada le pone color a la litografía titulada «Reptiles» (1943):

Para la segunda hubo que esperar 6 años, y no antes quizás por que prefirió dejarlo para otro momento importante de su carrera: su debut en solitario de 1975.

En esta ocasión, la portada no es una reproducción directa de una obra de Escher, sino una reimaginación a cargo del artista Martin Springett de «Bond of Union» (pieza de Escher fechada en 1956).

El segundo ilustre que cayó en las redes de Escher ocupa un rango superior en la jerarquía del Rock británico; desde su misma cúspide: ¡tachán! ¡¡¡Mick Jagger!!!

Pero Mr. Morritos no tuvo la misma suerte que Ian Hunter (toma you can’t always get what you want en toda la boca) y no pudo ver plasmado su amor por el neerlandés en ninguna de las portadas de Sus Satánicas Majestades. ¡Y eso que lo intentó varias veces!

La anécdota es graciosa y está bien documentada. Se sabe que el día 1 de enero de 1969 Mick envió una primera carta a Escher (a la que siguieron otras) que obtuvo una respuesta… digamos que poco favorable.

Querido Mauritius:

Desde hace algún tiempo tengo en mi posesión un libro suyo («Graphic Works Of…»), ¡y nunca deja de asombrarme cada vez que lo miro! De hecho, creo que su trabajo es increíble, y me haría muy feliz que mucha gente más pudiera verlo, conocerlo y entender qué es exactamente lo que esta Ud. haciendo.

En marzo o abril de este año tenemos planeado lanzar un nuevo LP, y me gustaría reproducir uno de sus dibujos en la portada. Sería tan amable en considerar diseñar algún “dibujo” para la tapa, o bien tiene Ud. algún trabajo inédito que pueda ceder – la idea de la ilusión óptica me interesa principalmente, desde ya también podría ser algo como “Evolution”-. Algo como “Metamorfosis” podría ir perfectamente para la funda interior. La elección de los colores -monocromático o a todo color- queda a su entera elección.

Naturalmente, tanto Ud. como sus editores aparecerán en los créditos del disco, y el porcentaje por su participación podemos negociarlo una vez que contemos con su conformidad. Estaría muy agradecido si pudiera contactar con Peter Swales o con la Sra. Jo Bergman a la dirección o teléfono que le adjunto (cobro revertido) y poder satisfacer sus necesidades.

Por otra parte, no soy tan afortunado de poseer un intérprete holandés, así que, si Ud. no habla inglés o español, estaría agradecido si pudiese contactar con alguien en Baarn para esta tarea.

Suyo sinceramente

Mick Jagger
Por Rolling Stones LTD.

Y esta fue la respuesta de M.C.Escher que envió al mencionado Peter Swales:

Querido Señor:

Hace algunos días, recibí un carta del Sr. Jagger, sugiriéndome diseñar una imagen o proveerle algún trabajo no editado par la portado de un LP.

Mi respuesta a las dos preguntas es no, dado que quiero dedicar todo mi tiempo y atención a todos los encargos que tengo, no puedo aceptar mas asignaciones, ni perder tiempo en publicidad. Por cierto, dígale al señor Jagger, que para él no soy Mauritius.

Muy sinceramente
M.C. Escher.

Se especula que las confianzas que se tomó Mick (eso de dirigirse a Escher por su nombre de pila, sin mediar un «señor» delante) cabreó de tal forma al ya septuagenario artista que fue eso mismo lo que propició su negativa a colaborar. Ahí le falló la simpatía a Mick

August Ferdinand Möbius

Möbius (1790-1868) fue un matemático y astrónomo alemán, siendo su aportación más famosa en el campo de las matemáticas la denominada Cinta de Möbius (Möbius strip, en inglés).

Dicha cinta (o banda) consiste en una superficie con una sola cara y un solo borde, y tú mismo puedes hacerte una right now si cuentas con un folio, unas tijeras y un poco de celo (recorta una tira de papel, dale media vuelta a uno de sus extremos, y une ambos extremos -con celo, pegamento o una grapa-).

Lo chocante del tema es que si se colorea su superficie (comenzando por la, «aparentemente», cara exterior) al final queda coloreada toda la cinta, obteniéndose un bucle infinito. Por tanto, la cinta de papel sólo tiene una cara, y no tiene sentido hablar de cara interior y cara exterior.

Y te preguntarás: ¿a qué banda de Rock se le ha ocurrido darle bombo a semejante tontería?

Pues ni más ni menos que a Simon, el hijo de Phil Collins, quien no sólo ilustra la portada de su debut (y única obra por el momento) de su proyecto prog-rock Sound of Contact,

sino que, además, titula «Möbius Strip» el corte final, una suite de casi 20 minutos (¡nooo! ¿¿en serio??) que pone el broche final a una obra conceptual (¡¡inconcebible!!) plagada de teclados atmosféricos.

Mucho más interesantes (o, como mínimo, menos soporíferos y más contundentes) resultan los también progrers MöbiuStrip, una banda de Leganés que cuenta en su haber con un único EP: «Hate, Pride, Pain (and Hope)» (2019). Estos, a diferencia de Sound of Contact, cumplen a rajatabla la Santa Trinidad del prog: tienen un suite que rebasa los 20 minutos, es conceptual, ¡y está dividida en 5 movimientos! (cómo lo diría… ¡¡¡no podía ser de otra puta manera!!!).

Un apunte: el logo de la banda es revelador: en lugar de utilizar la forma clásica de representar la Cinta de Möbius (que puede confundirse con la lemniscata -es decir, una curva plana de forma semejante a un 8; lo que viene a ser el signo del «infinito») optan por esta otra:

menos ambigua, y que resulta que es obra de -¡cáspita!- Escher: «Knots» (nudos, de 1965).

Pitágoras

Al contrario de lo que ocurre con Escher y Möbius, Pitágoras (finales del siglo VI adC) es archiconocido por cualquier profano en la materia. A él se le adjudica la formalización del famoso Teorema (presente, por otra parte, en otras civilizaciones anteriores en el tiempo y muy alejadas geográficamente), pero no es su única aportación.

Además de su teoría matemática de la música (que relacionaba las longitudes de una cuerda con las notas musicales que emitían al ser pulsadas), y que dio pie a expresiones como «música celestial», Pitágoras y su comuna de acólitos -l@s pitagóric@s- atribuían propiedades místicas a determinados números.

Pese a que aún faltaban muchos siglos para inventarse el mundialmente famoso Sistema Decimal (sistema numérico posicional que toma el diez como base), de todos los números el más reverenciado era el 10 (de ahí la importancia que adoptó dicho número en adelante: los diez mandamientos, el «Decamerón» de Boccaccio, el top ten de las listas de éxitos, …).

El 10 recibía el nombre de tetrakto (o tetraktys) y se le confería carácter divino, ya que la decena es la suma de los cuatro primeros números naturales (1+2+3+4=10); y su representación en forma de triángulo (como si de una pila de troncos se tratase) se adoptó como símbolo sagrado (pese a que el símbolo pitagórico por excelencia correspondía al pentagrama místico -o estrella pitagórica-, posteriormente pervertida por cultos paganos -y satanistas, más adelante- al darle un giro de 180º y asemejándola con la testa de un macho cabrío).

Un par de formaciones, una chilena y otra griega, han adoptado Tetractys como nombre de guerra. Repasando el tracklisting de ambas sólo localizo una pieza de los chilenos que, en título y contenido, toma prestado algunos elementos matemáticos: «Underlying Geometry».

En lo visual, eso sí, ganan los griegos, que cuentan con un logo bastante conseguido:

Y ya para finalizar, el caso más extremo de los aquí reseñados: (redoble de doble-bombo) un disco conceptual de voces cavernosas y black metal experimental, con portada pitagórica incluída, centrado en la figura de Pitágoras y sus enseñanzas.

«Pythagoras» (2019) es obra de Goatchrist, banda inglesa de un solo hombre (J. Guilherme es su cabeza visible, aunque cuenta con colaboraciones externas de vez en cuando) que graba y auto-edita de manera artesanal (y eminentemente casera -el sonido es bastante chapucero-) discos de temática religioso-calabalístico ancestral (glups).

Los 9 cortes que contiene «Pythagoras» repasan algunos conceptos aquí ya comentados, añadiendo otros que le son tan propios como los llamados Sólidos Platónicos (poliedros convexos cuyas caras son polígonos regulares iguales entre sí, y cuyos ángulos sólidos son iguales) o la metempsicosis (aka transmigración de las almas, que no todo eran matemáticas en aquellos entonces).

Pese a que no recomiendo su escucha (ni a ti ni a mí mismo -ya tuve bastante con una vez-), si te pica la curiosidad recurre a la versión remasterizada (2020) que hay disponible en el bandcamp de la banda. Ya me contarás…

Si conoces algún disco que cumpla cualquiera de los requisitos aquí expuestos (nombre de la banda, título del disco o canción, logo o portada de connotaciones matemáticas) deja un comentario. Y si no es así, escribe igualmente. Espero verte por aquí para la segunda parte, que llegará… antes de que acabe el año.

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