¿Miley Cyrus rocks?

La pregunta no hace referencia a su vida personal. Hasta tu cuñada sabe que la hija de Billy Ray Cyrus ha estado rockeando muy duro desde que abandonara el personaje de Hanna Montana.

Miley Cyrus, que acaba de cumplir los 28 años -¡todavía tiene 28 años!- ya ha vivido lo que tu y yo no viviríamos en 10 vidas.

Pero no, hoy no estamos aquí para hablar de su vida loca ni para postear una selección de sus mejores fotos guarras.

Hoy toca reflexionar sobre si Miley Cyrus, en lo estrictamente musical, rockea o no. Vamos a ver, la respuesta fácil es NO. Pero yo no lo tengo tan claro. Miley ama el rock n’ roll, se siente tentada, quiere ser la nueva Joan Jett, la nueva Debbie Harry. Si quisiera, podría. Tiene cultura rockera, controla el género, y tiene una voz gruesa y un look que encaja.

Pero hay algo, el vil metal, la edad, los malos consejos, lo que sea, que la empujan a hacer una música de mierda.

Durante un instante, el escuchar «Midnight Sky» -claro homenaje a Stevie Nicks y a los Fleetwood Mac ochenteros-, el single de su nuevo LP, pensé que ya había llegado el momento. «Plastic Hearts», el álbum, tenía que ser el disco del cambio.

Moviéndose dentro de unos parámetros comerciales, con ritmos bailables y/o electrónicos y lo que tu quieras, pero «Plastic Hearts» podía ser el disco de la metamorfosis definitiva.

Ni de coña. «Plastic Hearts» es una basura. Que no te engañen las colaboraciones de unos desorientados Joan Jett & The Blackhearts y Billy Idol. Este disco es lo peor y mi decepción ha sido grande.

Desde luego, hay dos Miley Cyrus. La artista que graba música propia que apesta y la cantante que ¿escoge? e interpreta versiones con un gusto exquisito.

Chequea Youtube. La lista de excelentes versiones rockeras es larga. Y no estamos hablando de estándars de AC/DC o Metallica como ya han hecho un trillón de divas.

Ella se atreve con The Replacements, Temple of the Dog, The Cardigans, la Velvet, The Eagles o The Doors.

Miley, te seguimos esperando.

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