Continuamos con la repesca de las memorias sureñas de mi viaje USA 2008. En esta ocasión rememoro una velada rockera en el Austin de la época. Espero que la pandemia no se haya cargado la escena, por que el ambiente -y más si tenemos en cuenta que se trataba de un miércoles- era sencillamente insuperable! Para entendernos, cuenta con un distrito donde hay un Rocksound en cada esquina.
Noche del Miércoles 30 de julio- Austin, Texas
Yo también creía que Los Angeles era la capital mundial del rock. Durante décadas, muchas de nuestras bandas han forjado su leyenda en Sunset Strip y alrededores. Infinidad de obras maestras se han gestado en las calles, garitos, estudios de grabación y oficinas de la industría musical de L.A.
Pero amigos, tras lo vivido en el viaje de pirados, está claro que las cosas han cambiado. La City of Angels ya no es sinónimo de rock n’ roll. En 2008, si te gusta rockear, Austin is where the action is!!!
Las autoridades de Austin proclaman orgullosas que su ciudad es la capital mundial de la música en directo. No se lo voy a discutir. Más que nada por que cuentan con 150 locales que programan conciertos casi a diario. Para una ciudad con 700.000 habitantes, no está mal, ¿verdad?
Si bien los garitos están repartidos por toda la ciudad, Austin cuenta con un distrito donde se acumulan un gran número de locales. Es la llamada zona de 6th Street. Los clubs, todos con su sala de conciertos, se amontonan uno tras de otro, hasta el punto que entras en una maravillosa crisis nerviosa: cuesta horrores decidir a cual entrar, todos tienen una pinta genial.
Era un miércoles a las 11 de la noche. Y las calles y antros de Austin a reventar. Pensad en las opciones de ocio nocturno de vuestra ciudad a esas alturas de la semana. Tras dejar nuestras pertinencias en un clásico e infalible motel Super 8, nos lanzamos a la noche. ¿El plan? Deambular sin rumbo fijo por las calles del distrito musical e intentar ver cuantos más conciertos mejor. Cometí el fallo de no anotarme el nombre de los clubs a los que entramos (todos de acceso gratuito), pero si os sirve de ayuda, tened en cuenta que la propia 6th Street contiene los garitos más «mainstream», los más cuidados, donde tocan las estrellas de country,blues y classic rock. Por contra, la cercana 7th Street es la zona urderground: garitos pequeños, guarros, con los wc’s llenos de pintadas, donde reina el punk y el rock más agresivo. Podéis imaginar donde disfrutamos más…
Austin no es perfecta, a las 02:00 cierra TODO, pero esas 3 horitas dieron para mucho: La primera cerveza fue contemplando a un potente power trío a lo Mother Superior. Una vez terminado su show, la siguiente ronda, en el garito de al lado, fue amenizada por una jovencísima banda de rap-metal. Si bien no es precisamente mi estilo musical favorito, nos hicieron pasar un muy buen rato. El escenario no estaba elevado en ninguna tarima, así que los músicos literalmente tocaban entre el público. Muy divertido!!! Siguiente parada: Red 7 (http://www.myspace.com/redsevenaustin). Caí enamorado de ese club. Accediendo por un parking, entras a una especie de «patio» al aire libre, donde unos mexicanos nos dejaron knockeados con su furioso thrash metal old-school.
Investigando, atravesamos una puerta entrando al club propiamente dicho. Justo entonces empezaba su show una desquiciada banda de hardcore-punk. Contaban con una buena legión de seguidores enloquecidos y no veas como Barbe y un servidor disfrutamos del salvaje pogo. Antes de abandonar el antro, me quise llevar un recuerdo. Tenían un pequeño puesto de merchandising y me compré una bonita camiseta con el nombre del club (o eso creía). El chasco me lo llevaría días después cuando en una tienda de discos de Durango, Colorado descubrí que Guttermouth era el nombre de la banda punk…
Abandonamos el área de 7th Street para adentrarnos en 6th Street. Ya era tarde y tan sólo pudimos disfrutar de un bonito concierto country. Durante el show entablamos conversación con unos good old boys tejanos. Al enterarse de nuestro recorrido pendiente por el estado de la estrella solitaria, nos quitaron de la cabeza la visita a las turísticas Carlsbad Caverns. Eso era para niños. La carretera que sigue al rio Grande en su recorrido por la frontera mexicana era «the real thing». Me sé de uno que todavía se acuerda de ellos, pero eso es otra historia…
Con ganas de más, pero acotados por el estricto horario de la noche texana, a las 02:00 toque de queda y derechitos al motel. Con una sonrisa enorme en la cara, eso si. Austin Rocks!