En 1969, durante varias jornadas, se celebró el Harlem Culture Festival, donde la comunidad afro americana de Harlem, se vistió de gala y dio un paso hacia adelante, no solo para disfrutar de los artistas que se subieron al escenario, si no para reivindicar un modo de vida, una identidad cultural y seguir luchando por sus derechos.
Todo eso quedo registrado con la intención de editarlo, pero a pesar de querer venderlo como el Woodstock negro, las compañías no vieron potencial o vieron demasiado mensaje político y, por otra parte, los artistas no cedieron los derechos, así que las cintas acabaron en un cajón. Después de algo más de 50 años, el músico Questlove de The Roots, decidió que el mundo debía saber de ese evento cultural que marcó a buena parte de la escena musical.
Musicalmente, el cartel comprendía la practica mayoría de los artistas negros del momento, entre otros Stevie Wonder, Mahalia Jackson, Nina Simone, B. B. King y Gladys Knight and the Pips, Staples Singers de muestran su potencial y dejan claro que influirán a muchos artistas que vendrán más tarde.
Por otra parte, Sly And The Family Stone demuestran que directamente pertenecen a otra galaxia, despojándose de los trajes a juego y luciendo una propuesta multicultural que incluía músicos blancos, como el batería melenudo de pegada funky. Sly también fueron llamados por los hippies de Woodstock y allí también dieron buena cuenta de su locura. No cuesta apreciar que artistas que vinieron más tarde, como Grand Funk, Lenny Kravitz, Jim Jones, Jon Spencer tomaron buena nota de los sonidos salidos de ese festival de Harlem.
Si el apartado musical es apabullante, el estético directamente es increíble. Peinados afro gigantes, prendas africanas adaptadas al look soul, chalecos de piel sin camisetas, prendas acortadas para las féminas, etc…. Es decir, toda una revolución para sus asistentes, en sus imágenes se puede ver desde auténticos “Pimps” de Gueto a familias y niños retorciéndose con la música.
El montaje de Questlove combina los últimos acontecimientos acontecidos en el mundo, como el reciente asesinato de Martin Luther King y el dolor que siguen teniendo los espectadores por el mismo. Por otra parte, la coincidencia con el alunizaje del Apolo 11 en la luna y la indiferencia o desprecio que genera en la comunidad negra.
La seguridad corrió a cargo de los Black Phanters, aunque finalmente la policía de NY también colaboró. A nivel de producción el escaso presupuesto para su filmación, el escenario se ubicó el escenario de manera que no se necesitaran focos. Hay que tener en cuenta que esto viene relacionado por el carácter gratuito del evento y conto con el apoyo del alcalde republicano de NY (eran otros tiempos).
Por poner alguna pega, y esta es a nivel personal, quizás hay demasiada comparativa con Woodstock y algunos fragmentos de reivindicación política, se alargan demasiado en contra de lo musical. Pero esos detalles no quitan que te sumerjas en el como si estuvieras allí.