The Almighty Live! at O2 Forum Kentish Town (London). 02/12/2023

En SPD no somos de presumir, no es nuestro rollo, pero si hay que sacar pecho por ser los únicos en tener dos miembros en del staff en Londres para ver el tercer show del (triunfal) regreso de The Almighty pues se saca.

Estamos de acuerdo que pasados dos meses y medio la crónica no tiene ningún interés más allá del sentimental. Es así: La música es en esencia eso, sentimiento. Pero un evento como este no podía quedar en el olvido y, así como tenemos reseñas tardías, aquí la crónica tardía de una noche muy especial en al capital de Albión. Todos sabemos que la banda de Ricky Warwick es una debilidad de la casa así que a nadie puede sorprender que dos miembros del staff (OscarFS y un servidor) nos embarcásemos en un London trip para el comeback más esperado ya no del 2023 si no de la puta década como mínimo.

Parece ser que tal ha sido el furor del regreso (con sold outs en los tres conciertos de Manchester, Glasgow y Londres) que la banda tiene apalabrados y publicados tres conciertos más para este 2024 y otros tres para el 2025 (Three ‘n Easy Tour) además de encabezar el festival veraniego Steelhouse junto a Mr. Big, Living Colour o Skindred entre otros. Si te pilla por Walles en esas fechas ya tienes plan.

Vayamos al tema: Norte de Londres, una noche fría y húmeda, una atmósfera apropiada para encontrarte a Jack y su afilado bisturí detrás de cada esquina. Esta era la antesala de uno de los conciertos más esperados de los últimos años. El haber podido disfrutar de una de mis bandas puntales solamente en una ocasión hizo que el reclamo fuera demasiado apetitoso como para no saltar de cabeza a por el golden ticket.

Debo confesar que no tenía muy claro qué me he iba a encontrar. Warwick es un animal escénico, un frontman acojonante, y no tenía dudas de cómo iba a responder pero del resto solo tenía incógnitas y pocas certezas. Había leído que Floyd London había superado una enfermedad muy jodida y que tocaba en una banda de versiones en los pubs, Stump Monroe (un baterista con una pegada demencial) se dedicó al management y Tantrum, bien, de Tantrum no tenia ni puta idea. También es justo decir que las guitarras de Pete Friesen se acercan más a mi sonoridad, o, al menos, lo identifico con la época en que descubrí a la banda y que más me gusta (Powertrippin / Crank) aunque, claro, Tantrum estaba en flamígero Soul Destruction y solo por eso cuando Tantrum tiene un lugar en mi Olimpo particular. Sea como fuera solo pensaba en pasarlo bien y así me encaminé a la O2 Forum de Kentish Town.

La veterana banda escocesa de los hermanos Morris Balaam and The Angel fueron los escogidos para acompañar el regreso de The Almighty. No los había escuchado con anterioridad y cuando los pinché unos días antes del concierto su propuesta glam, metal,gótico muy al estilo The Cult me convencieron, y, además sonaron más solventes en directo ofreciendo un buen concierto, animando el cotarro antes del plato fuerte de la noche:se podía notar en el ambiente la ansiedad y nerviosismo.

Y, de repente, todas las dudas se despejaron. Dos facts: en primer lugar la figura de Ricky, el comandante, una figura que llena el escenario por si solo con una actitud hooliganesca mascando chicle y con una sonrisa socarrona que denotaba que aquello iba en serio y segundo el tema escogido para empezar el show: Resurrection Mutha. Una declaración de intenciones: la resurrección de la banda, la vuelta a los ruedos como dice el dicho torero. Los cuatro miembros aparecieron como un vendaval, conscientes de las ganas de la gente que se había reunido ahí para ver de nuevo a su banda. Había que celebrar los 35 años de la formación de The Almighty y había que hacerlo por todo lo alto.

La banda jugó la resurrección con solo sus cuatro primeros discos, los que realmente pueden tomarse como el core de su legado musical: Blood, Fire & Love (1989), Soul Destruction(1991), Powertrippin’ (1993) y Crank (1994).

Como un animal salvaje dispuesto a arrasar con todo a su paso, así empezó el concierto: al ya citado Resurrection se añadieron Over The Edge, Power, Addiction y Destroyed. La alternancia del Hard Rock inicial pasando por temas mucho más oscuros de la época Powertrippin‘ funcionaba a la perfección y solo quedaba por ver cómo se acoplarían los temas más rudos y crudos del Crank. Pues bien, la ultraviolenta Wrench despejó esa variable: nada desentonaba y los diferentes estilos musicales encajaban con una naturalidad increíble. Como piezas de puzzle destinadas a formar un gran lienzo musical.

2 / 6

Con las revoluciones a todo trapo nos topamos con un tema que sencillamente me vuela la puta cabeza. A little lost sometimes es un medio tiempo acojonante, sentido y emotivo y si a esto le añades las tremendas Taking Hold y el himno Devil’s Toy (culpable directa de mi amor por la banda) os podéis imaginar el nivel que se estaba alcanzando en la sala: apoteósico. No solo la banda se lo estaba pasando de cojones en el escenario, el público estaba ya entregadísimo y la energía desbordaba por todos lados.

Aún quedarían muchos himnos más por sonar: Bandaged Knees, Welcome to Defiance (con un bastante respetable mosh pit incluido) o la enrabietada Jonestown Mind y terminando por uno de los hits más destacados de la banda: Free ‘n Easy. Esta es una canción emblemática y, como comentaba OscarFS, quizás el tema que más representa el momento en que la banda estuvo a punto de romper el techo de cristal y jugar en las grandes ligas. Quizás de haber sido así ahora estaríamos hablando de otro tipo de banda pero esto es otro cuento.

Llegados a este punto, 18 canciones escupidas a pleno pulmón y con la banda haciendo el amago de retirada y el público levitando quedaba claro que todo había valido la pena. Faltaban un puñado de temas por sonar a través del muro de Marshalls, estaba claro que ya no entrarían todos y que probablemente no nos agasajarían con ninguna versión (esperaba, aunque no creía, que tocaran Do Anything You Wanna Do de Eddie and The Hot Rods o Do you Understand o 360 del álbum Just Add Life). Sin problemas, lo que quedaba por sonar eran piedras preciosas de su repertorio: Crucify (con esa intro de batería tan descomunal de Stump),la inmensa Jesus Loves You But I Don’t y para terminar por todo lo alto un conciertazo lleno de emotividad la icónica Wild & Wonderful. Vivirlo así, en Londres, fue un auténtico lujo.

Al terminar el concierto, Ricky (con la muñequera de su equipo de fútbol favorito Glentorane F.C.) y su Gibson con la palabra Belfast tatuada en ella) dejó la puerta abierta a que esto se repitiera. Ahora ya sabemos que sí, que como hemos dicho en el 24 y 25 van a haber más conciertos de la banda. Cualquier cosa que pueda suceder a partir de ahora será bienvenida.

Ya sabéis: All Loud, All Proud, All Fuckin’ Mighty.

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