«Un Lugar Tranquilo 2»

En los últimos 3 años habré ido al cine -sin contar Festival de Sitges-, ¿10 veces? Bien, pues 5 de las películas habrán sido infantiles, 1 de ellas fue «Erase una Vez en Hollywood» de Tarantino y entre las restantes están «Un Lugar Tranquilo» y «Un Lugar Tranquilo 2». Tremendo bagaje, ¡eh!

A la primera parte de la saga donde unas criaturas del espacio aniquilan a todo el que quebranta el silencio acudí ilusionado. El argumento me parecía rompedor y la cinta venía acompañada de buenas críticas.

La entrada de la segunda parte la compré a regañadientes cuando, tras previo chequeo de la cartelera barcelonesa del pasado fin de semana, me pareció que era la opción menos mala.

Con «Un Lugar Tranquilo» la experiencia no fue buena. No tanto por la película en sí, sino por el anticlimático grupo de colegialas que se sentó detrás nuestro. Siendo eufemístico, diré que todavía no estaban preparadas para acudir a un evento sin supervisión parental. Constantes conversaciones absurdas en voz alta -estilo «tía, cuéntame que ha pasado, que no me entero»-, risas e incluso eructos -y sus consiguientes nuevas risas- en una película que si algo requería para conectar con ella era SILENCIO.

Ahora pensarás que tengo la piel muy fina, pero aquello me jodió el visionado y, lo que es peor, me puso en contra de la película. La encontré sosa y pretenciosa en su mitad «silenciosa» y llena de incoherencias en su agitada recta final.

Échale un vistazo, no es para nada una mala película. Seguramente la vuelva a ver un día de estos en casa para introducir a mi hija en la saga, pero en su momento salí del Cine Bosque con cero ganas de ver una segunda parte.

Sin embargo, como apuntaba un poco más arriba, el pasado viernes se alinearon los astros -canguro gratis, ganas de cine y una cartelera pandémica de saldo- para que terminara en la oscuridad (e intimidad, pues sólo éramos 4 personas, nada de hormonas fuera de control) de Verdi Park para ver «Un Lugar Tranquilo 2».

No os engañaré, que la nota media en las páginas cinéfilas de referencia fuera cercana al 7 también ayudó a darle la oportunidad.

¿Y bien? Pues esta vez terminé la mar de contento. En esta segunda entrega, la franquicia (parece que va para largo, pues ya está confirmada la tercera parte) abandona el tufillo indie e intimista que acompañaba algunos tramos de la primera cinta y se desarrolla, sin complejos, como una película de acción pura y dura.

Sin apenas espacio para la contemplación, lo que era gran parte del atractivo/losa -según los gustos- de su predecesora, «Un Lugar Tranquilo 2» es vibrante, puro nervio, con situaciones al límite de protagonistas vs. bichos del espacio por doquier.

Su excelente introducción, en la que nos muestran como el planeta Tierra se fue a la mierda en apenas 30 segundos, ya te pone en preaviso de lo que vendrá después.

La presencia de Cillian «Tommy Shelby» Murphy, aunque su papel sea diametralmente distinto al del macho alfa de «Peaky Blinders», otorga caché a la cinta e hizo que la viese aún con mejores ojos, claro que sí.

El guion no es nada del otro mundo, OK. De echo, la sensación de estar viendo una película «puente» entre la primera y la tercera entrega es constante (al final sólo le faltó un «continuará…»). Incluso parece que hayas visto un capítulo de una serie. Pero se trata de una minucia que no te impide disfrutar de un perfecto entretenimiento veraniego.

Salir de la versión móvil