Vicios y virtudes de «Gangs of London»

«Gangs of London» es un perfecto resumen de los vicios y virtudes de Gareth Evans, su creador.

El cineasta galés asombró a los fans de las pelis de acción con «The Raid» (2011) y «The Raid 2» (2014), alucinantes -y alucinógenas- cintas que revitalizaron el cine de artes marciales.

Con un guión es más simple que el mecanismo de un botijo -sediento de venganza, el héroe se infiltra en el cuartel general del malo malísimo, donde se encuentra protegido por un ejército de centenares de secuaces-, estas producciones indonesias impresionan por su ritmo, las coreografías y la creatividad mostrada a la hora de masacrar enemigos.

Cada pelea -y su resolución- es más epatante, cruenta y efectista que la anterior.

The Raid 2

Sin embargo, Evans defraudó cuando se puso «serio» con «El Apostol» (2018), un decepcionante pastiche del género isla-habitada-por-secta-que-esconde-un-terrible-secreto que es un quiero y no puedo. Cutre y aburrida, dejó patente que Evans estaba verde para digirir una trama elaborada.

Y de todo esto hace gala «Gangs of London» (no confundir con el «clásico» de Melendi), serie británica que ha estado en el candelero durante esta cuarentena.

La historia sobre la demolición del imperio criminal erigido por Finn Wallace excele en su lado más bestia: la pelea en el bar, el duelo a muerte con el carnicero o los asaltos al campamento gitano y a la granja campestre te dejarán perplejo. Probablemente sean las mejores acciones de acción que se hayan visto en la pequeña pantalla. Se nota que hay pasta y mucho talento detrás.

Por cierto, en sus 10 capítulos se contabilizan ¡113 asesinatos!

Elliot Finch en acción

El casting también es muy bueno. Personajes como el consegliere Ed Dumani, el poli infiltrado Elliot Finch, el sangriento heredero Sean Wallace o el socio albanés Luan Dushaj están interpretados por actores muy carismáticos. Cualquiera de ellos está capacitado para ser la estrella del show.

Por el contrario, considero que el guión flojea, las tramas no están bien hilvanadas y en su resolución, chusca y precipitada en muchas ocasiones, se nota que el libreto no ha estado en las mejores manos.

Producciones sobre el mundo del hampa tan dispares como «Boardwalk Empire» o «Gomorra» comparten una virtud de la que adolece «Gangs of London». Te las crees.

La ambientación, los secundarios y los extras, los matices y detalles, el yo-qué-sé … hay todo un trabajo que logra que, respectivamente, te teletransportes a Atlantic City y Nápoles -las ciudades son un personaje más de la serie-, te sumerjas en el transfondo del negocio y compartas ansiedades y anhelos con los capos di tutti capi.

Eso no lo experimentarás con «Gangs of London». Lo que no impide que, vista con el chip adecuado -pon las expectativas de toparte con la serie del año en modo «off» y la mentalidad VHS ochentera/videojuego en modo «on»-, sea un producto la mar de disfrutable.

Sean Wallace
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