«Rocketman» – Traumas y milagros de Elton John

Desde que se estrenó «Bohemian Rhapsody«, el biopic sobre Queen es el espejo en el que se miran todas las películas basadas en la trayectoria de un músico / una banda.

Su éxito fue tal que se ha convertido en una especie de vara de medir. «Mejor que / Me ha gustado más que / Peor que / Me ha gustado menos que «Bohemian Rhapsody»». Las comparaciones son inevitables.

Pasó con «The Dirt» -el film sobre Mötley Crüe-, pasó con «Rocketman» -Elton John- y pasará con todos los biopics musicales que se estrenen a corto-medio plazo. De hecho, en este post las comparaciones entre la cinta sobre Sir Reginald Dwight (nombre de pila de Elton) y la película sobre Queen también estarán presentes.

Así, mientras «Bohemian Rhapsody» no escarba demasiado en las miserias de Freddie Mercury y es, sobretodo, una celebración mayúscula de la música de la Reina -ahí quedan esos últimos 20 minutos que recrean la actuación del Live Aid en su integridad-, «Rocketman» se centra especialmente en los traumas de John.

Una figura paterna fría y distante -nunca le dio un abrazo- que abandonó el hogar por las infidelidades de una descocada madre, una aceptación conflictiva -propia y de los demás- de su homosexualidad (en los 80’s llegó a estar casado durante 4 años con una azafata alemana para intentar tapar lo que ya era vox populi), el infierno de las drogas, la soledad …

Fake wedding entre Elton y Renate Bleuel

«Rocketman» es una suerte de expiación de Elton John en forma de película. No en vano, la trama está estructurada a partir de los recuerdos explicados en voz alta por el cantante en una sesión de rehabilitación.

«Bohemian Rhapsody» recibió críticas por algunas de sus incoherencias cronológicas. Bien, «Rocketman» es un desmadre en ese sentido.

Pero teniendo en cuenta que en los primeros compases ya nos presentan a un Elton de 5 añitos cantando alguno de sus hits, está claro que la fidelidad espacio-temporal no era uno de los objetivos. Eso sí, que presenten a un Elton ultra-glam y cachitas en una charla de rehabilitación ubicada a finales de los 80’s, desorienta bastante.

En el apartado sonoro, mientras que «Bohemian Rhapsody» se basa en recrear a Queen en todo su esplendor sobre las tablas, «Rocketman» adopta el formato de musical; ya sabes, una diálogo entre personajes que se interrumpe por qué uno de ellos empieza a cantar, el resto le sigue la corriente y a ellos se les suman 100 bailarines.

Algunos números son más disfrutables que otros, todos bastante bizarros, pero siempre es un placer escuchar en la gran pantalla los grandes clásicos setentero de Elton. Muchos rockeros lo tienen como un apestado, pero todo aquel que pruebe con viejos álbumes «Goodbye Yellow Brick Road», «Madman Across the Water» o «Honky Chateau» se puede llevar una sorpresa.

Personalmente, la parte de la peli que más me interesa es cuando refleja la fase americana 1970-1975, cuando John se convirtió en una super estrella en el país de las barras y estrellas (se dice que en ese periodo facturaba el 4% de los discos vendidos en todo el mundo) y su vida se convirtió en una bacanal.

No es «The Dirt», pero también tiene sus momentos -edulcorados, cierto- de sexo, drogas y borrachera.

Finalmente, comentar que, aunque el reconocimiento artístico y la trayectoria comercial de «Rocketman» no hacen sombra a la biografía de Queen, tampoco le fueron mal las cosas.

Sus protagonistas no han ganado Oscars ni se han batido records de taquilla, pero Taron Egerton -actor que da vida a Elton- ganó su Globo de Oro al mejor intérprete de Musical/Comedia y hasta la fecha la cinta ha recaudado 195 millones de $. Buen negocio, teniendo en cuenta que costó 40 millones de $.

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