Un documental de corte musical suele servir para profundizar y regocijarte con las hazañas de tus bandas favoritas, aunque también puede servir de puerta de entrada al universo de artistas cuya carrera no controlas.
Un buen documental te puede volar la cabeza aunque esté dedicado a un asunto que, a priori, te interesa una mierda.
No es que desconozca las andanzas de Beastie Boys, pero no estamos precisamente ante ante una de mis formaciones de cabecera.
De chaval flipé con los clips de «License to Ill» que emitían por TVE2 -especialmente loco me dejó el video de «Rhymin’ & Stealin’«, con la stripper en la jaula y los litros de birra corriendo por el escenario- y, como cualquier adolescente noventero mínimamente rockero, desfasé en los clubs con «Sabotage»; pero no, no han sido una banda importante en mi dieta musical.
En su primer etapa de gloria no estuve allí, mientras que en los 90’s yo necesitaba guitarras y ellos me terminaron agobiando con su faceta más electrónica y experimental.
En cualquier caso, nada que me impida ser consciente de la relevancia de Beastie Boys, por lo que he encarado con muchas ganas el documental que acaba de estrenar Apple TV sobre la carrera de MCA, AD Rock y Mike D.
«Beastie Boys Story» no es un documental al uso. Se trata de la filmación del último acto de la mini gira de presentación por teatros del libro «Beastie Boys Book». AD Rock y Mike D, supervivientes del combo tras el fallecimiento de MCA en 2012, en formato «stand-up comedy» y apoyados por la proyección de fotos y filmaciones vintage, van desgranando la historia de su banda con su notable palique.
Aunque su aspecto actual les asemeje más a un empleado vegano de Google que a una rock/rap star, la labia de esos tipos sigue intacta y consiguen que las 2 horas de show se pasen volando.
Sus inicios como adolescente cuarteto hardcore -sí, inicialmente Beastie Boys eran 4 y uno de ellos era una chica, la batería Kate Schellenbach-; su casual entrada en contacto con un nerd de 20 años llamado Rick Rubin, quien se convertiría en su alma gemela, mentor y los introduciría en el círculo de Run DMC y su mánager Russell Simmons -el hombre que movía los hilos cuando el Rap estava en pañales y fundaría Def Jam con Rubin-; la primera gira con Madonna cuando apenas tenían 2 temas compuestos -el manager de la Ciccone solicitó a Simmons una banda para telonear a su estrella emergente. RUN DMC cobraban 20.000$ por concierto, Beastie Boys 500$; por cierto, impagables las rimas gangsta que improvisaron para hacerse los duros ante una audiencia formada por niñas de 13 años- … sus primeros pasos están narrados con bastante detalle.
Del éxito de «Licensed to Ill» (1986) -más de 10.000.000 millones de copias despachadas sólo en USA- guardan un recuerdo agridulce. Gracias al clip de «Fight for Your Right» -lo que inicialmente era una parodia de los universitarios descerebrados terminó marcando su futuro próximo ya que, ante la locura desatada, se vieron adoptar el papel de cabezas huecas 24×7, siendo devorados por sus propios personajes- pasaron de ser una banda moderadamente conocida en el área de NYC a convertirse en todo un fenómeno internacional.
Extenuados por las giras, hastiados de los estereotipos que representaban y estafados por Def Jam -denuncian que no vieron un duro por las ventas de «Licensed to Ill»-, Beastie Boys decidieron tirar la toalla temporalmente.
MCA se centró en Brooklyn -su banda paralela-, AD Rock se largó a Hollywood para salir en películas de bajo presupuesto y Mike D se dedicó a las drogas … hasta que AD conoció a un dúo de informáticos con pretensiones musicales llamado Dust Brothers y arrastró a sus colegas a California.
Tras conseguir un contrato con Capitol e instalarse todos juntos en una mansión imponente en las colinas, dieron forma a «Paul’s Boutique» (1989). Las expectativas comerciales eran altísimas, por lo que el fiasco -aunque ahora se cachondeen- fue enorme. Beastie Boys habían pasado de moda.
Lejos de deprimirse -el contrato de larga duración con Capitol les daba la tranquilidad necesaria-, invirtieron su tiempo en aprender a tocar instrumentos y crear su propio estudio de grabación. Guiados por un nuevo management, empezaron prácticamente de cero y no tuvieron reparos a volver a actuar en clubs de 200 personas.
Tras un «Check Your Head» (1992) que consiguió que el público alternativo les tuviera en cuenta, en 1994 logran el espaldarazo definitivo que les convertiría en una de las bandas importantes de la década. «Sabotage» -desarrollado en 10 minutos a partir de una línea de bajo de MCA-, primer single de «Ill Comunication», fue todo un bombazo y les devolvió a la primera línea.
A partir de ahí, y hasta su finalización, el show de AD Rock y Mike D se centra en ensalzar la figura del amigo caído, con unas bonitas apologías a la amistad verdadera.
Por cierto, quien aguante hasta los títulos de crédito se topará con unas divertidas intervenciones de Ben Stiller y Steve Buscemi en el papel de miembro del público cizañero.
Para terminar, me quedo con una frase de MCA cuando un periodista le acusó de hipócrita por la letra de uno de sus temas noventeros donde se pedía respeto por las mujeres -en los 80’s sus letras eran el summum del sexismo-: «Bien, prefiero ser un hipócrita a ser la misma persona para siempre«.