En un acto de nostalgia, y atraído por la ilustración de la portada, donde aparecen una especie de Critters, he escuchado el nuevo disco de Dog Eat Dog (si, vuelven a estar vivos desde hace unos años), llamado “Free Radicals”. Desgraciadamente no he pasado de unos pocos temas, no valoraré si tiene más o menos calidad, sencillamente, ya no es lo mío.
Pero eso me ha llevado a pinchar “All Boro Kings (1994)”, un disco que, a pesar de tener una producción realmente chapucera es a la misma vez encantadora, salió en el momento adecuado y enfocado a un perfil de gente adecuada. Su mensaje y estilismo, calo en la generación de pantalones anchos, zapatillas Airwalk, gafas Arnette y que se interesaban por el Skate o por el Snowboard, que llegaba pisando fuerte.
Buena parte de culpa de eso, la tenía el clip de “No Fronts”, donde las montañas nevadas y riders deslizándose sobre las mismas, se mezclaban con la banda tocando en un club pequeño y generando un pogo brutal. Pues bien, siguiendo con la nostalgia, a servidor, esto lo sitúa con la segunda década de vida prácticamente recién arrancada, y adoptando esas tendencias sin mirar atrás.
Lo cual nos lleva a la primera edición del Dr. Music Festival, y en concreto al viernes 12 de julio de 1996 a las 18,45h, donde empezaba una autentica maratón de shows, que a día de hoy recuerdo prácticamente como si los hubiera visto ayer. Esa tarde noche vería de una tirada: Fun Lovin Criminals, Moby, Dog Eat Dog, Suede, Sepultura y David Bowie, todos en un estado de forma espectacular, o en su momento álgido. Ya en la sesión nocturna, Underworld ya puso todo patas arriba con «Born Slippy», sin duda uno de los temas de esa generación.
Pero si con alguno de ellos disfrute, saltando, etc…, fue en el de Dog Eat Dog, a las 21,15h, sin aglomeraciones y muy cómodos, y cuando empezaba a refrescar en el pirineo, pudimos disfrutar de un show cercano para tratarse de un festival, con una banda desenvolviéndose como si estuvieran en un club. En ese momento, eran de los nuestros.