El hermano europeo del festival Levitation, volvía a ver la luz y se celebró abrazando la normalidad que este tipo de eventos se merecen, es decir, sin distancia social, sin mascarillas y de pie, eso sí salvo previa presentación del correspondiente certificado de vacunación Covid.
Otro cambio por el que se optó, fue por ubicar dos escenarios al aire libre en el parking del club Chabada, uno enfrente del otro, haciéndolos muy cómodos de seguir y moverse. Está claro que la gente ha vuelto a “vivir” en este tipo de eventos, empezando por un servidor y para muestra el porcentaje de gasto de mis dos días: 20€ en comida y 100€ en cerveza (merchandising aparte).
Angers no es Austin (TX) como la ubicación del festival original, pero sin duda vale la pena una visita a la ciudad, convirtiéndose los días del festival en un lugar con mucho ambiente en sus bonitas calles del casco antiguo. La programación por razones evidentes no presentaba a bandas USA, pero quedo claro que Europa está a la altura del perfil que busca el festival, sonando mucho Rock, Stoner, Punk de pub de barrio inglés, electrónica lisérgica, ritmos bailables, etc…
No hare un repaso exhaustivo de cada una de las bandas que pasaron por él festival, si no que me centraré en lo que presencié cuando me deje caer por sus dos escenarios. Mi inicio de la primera jornada fu con Nova Materia, arremetían su propuesta en formato de Duo cargado de ritmos electrónicos oscuros, primos hermanos de Soft Moon para os hagáis una idea de por dónde van los tiros. El concepto de Sonic Boom en directo es para mí equivocado, una música electro psicodélica que merece una banda en directo, la propuesta de hombre orquesta detrás del sintetizador la desluce.
Mars Red Sky suenan impecables, llevan sus guitarras a donde quieren y tienen un batería que parece salido de los Kyuss de los 90’s, pero su exceso de timidez les resta pegada. Destacar la colaboración de la voz femenina que le dio otra capa de sofisticación a su Stoner de aire progresivo. The Limiñanas acaban de editar un disco junto a Laurent Garnier, de concepto conceptual y basado en el viaje en coche de una pareja, totalmente recomendable. Para trasladar su sonido al directo se visten de súper banda de siete componentes, garantizando capas y capas de sonidos de guitarras, percusiones, arreglos, etc… llevándote desde el sonido de Detroit de los Stooges, al garage más elegante o a la distorsión. Para mí, uno de los shows del festival. La Jungle, son eso, una jungla de sonidos sintéticos, metálicos, repetitivos que llevaron el cuerpo al baile más radical, perfecto para cerrar el día con un buen subidón de volumen.
La segunda jornada empezó con lluvia, pero esta se retiró a tiempo para poder degustar algo tranquilo y Cool como Anika, lo de Cool no lo pongo en duda, pero lo de tranquilo, lo llevo al extremo generando en una falta de sangre que me llevo al bar a por las primeras cervezas. Los clásicos Zombbie Zombie unían sus fuerzas a Sonic Boom, escenario con dos baterías y mil cacharros para llenar de Krautrock la tarde, no sé cómo serían los shows de Can, pero se le parecerán a esto seguro.
Slift juegan en la liga de los grandes, el trio saca un partido espectacular a sus temas, que pueden ir de las largas transiciones al encontronazo desértico más directo. El Bajo y guitarra Gibson SG emitieron toda su electricidad y las pedaleras las llevaron al infinito junto a un sonido de batería espectacular. En resumen, pueden pasar de Black Flag a Osees en un mismo tema. Para mí el mejor show del festival (según mis gustos claro).
El olor a cerveza rancia de Pub y los pantalones de pinza y camisas de tiendas vintage, se apoderaron del escenario con Shame. Junto a Idles, Fontaines DC, representan ese punto de enfrentamiento entre público y banda del post rock más directo y cabreado actual. Su show fue el más físico y directo, el que olía más a club, su cantante no dudo en arrancarse la camisa, tirarse en repetidas ocasiones entre la gente (¿había dicho ya shows con normalidad?), mientras que la banda iba por faena con unas guitarras retorcidas y punks por igual. Se despidieron que nos veíamos en breve se acercarían al Bataclan de Paris.
Working Men’s Club cerraron el festival con actitud y ganas de hacer mover a la gente con guitarrazos y sintetizadores oscuros en un viaje al Manchester más luminoso (si es que existe). El resumen rápido en mi caso, sería felicidad, esa que hace que vuelvas de un festival borracho en bus (eso si al confortable hotel, que la veintena queda lejos) y que al día siguiente tengas una agradable resaca. Sacad vuestra agenda y apuntaros que el festival vuelve en 2022 los días 3. 4 y 5 de Junio.