Poble Espanyol, noche de calor que nos recuerda que aún es verano a pesar de que la vuelta a la rutina mata la (falsa) sensación de libertad que parece emanar del verano.
Cae el sol, la gran pantalla del escenario se enciende para mostrar la sala de máquinas de Rockman (Sergio Rotman) y su extensa colección de vinilos y, entre ellos, obviamente Lee «Scratch» Perry pero también The Doors, The Smiths, The Clash o incluso Dávila666 (banda puerto riqueña que desconocía y que valdrá la pena seguir…). Durante tres cuartos de hora Rotman aparece y desaparece de foco, pinchando discos, mostrando las portadas de los vinilos, pinchado dub, ska, rock y calentando el ambiente, eléctrico ya de por sí: los pies queriendo bailar al ritmo de la banda…
Así, cuando se apagan las luces, el Sol deja de alumbrar y el clásico tema de James Bond empieza a sonar aparecen los Cadillacs: circunspectos, solemnes, tensos. Y una ausencia: Gerardo ‘Toto’ Rotblat (percusionista de los fabulosos desde el 91) fallecido en 2008 sigue en el alma de la banda y, en su vuelta, tenía que aparecer de algún modo u otro.
La explosión sónica de Cadillacs y su tremendo arranque ska deja claro que la noche iba a ser divertida, intensa y emocionante. Porque si aquí mayoritariamente se conoce a los Cadillacs por sus dos mega hits Matador y Calaveras y Diablitos el repertorio de la banda tiene mucho más que eso. Añádele el impacto emocional de todos los éxitos de los argentinos en los cuarentones ahí concentrados y comprenderás el alcance de la visita de la banda de Vicentico.
Aunque la banda ha cambiado de formación durante los años, Los Fabulosos Cadillacs siguen manteniendo la mística necesaria para que sus conciertos se muevan entre el frenesí, la introspección o la denúncia política. Todo esto propulsado por una apuesta musical avasalladora con Vicentico, Mr. Flavio y Sergio Rotman pero muy bien acompañados por el resto de músicos. Los tres tienen una química especial y se alzan como representantes de esa época dónde las maravillas sucedían, el paraíso perdido de la juventud, y es en ese espacio en que se forjan las leyendas.
Arrancando con la mágica Cadillac, el pogo inundó las primeras filas y la lluvia de cerveza transportó al público a épocas fulgurantes de adolescencia urgente quedando claro que la noche iba a salir bien. Sin paradas innecesarias navegamos por la insurgente Manuel Santillán, el León ( impresionante la sección de vientos para un tema arrollador), la melancolía de Demasiada presión o Siguiendo la Luna. En este momento no quedaba nadie en la plaza del poble espanyol que no estuviera convencido que iba a vivir una noche para recordar.
Aquí no quedó la cosa: El Genio del Dub es una lección de cultura musical de Sergio Rotman, mientras que V Centenario explotaba con fiereza en el bajo atronador de Flavio, intensidad política deja claro que no hay nada que celebrar.
La grandeza en todo este tinglado estaba en que no solamente se trataba de un revival, de viajar en el tiempo por un par de horas si no que, además, los Cadillacs están en una forma envidiable, y sus tres puntales Mr, Flavio, Rockman y Vicentico se las apañan para hilvanar un show tremendo, sonando contundentes, festivos, reivindicativos o emotivos, todo en su sitio.
Entre toda esta lista de hits, cuando Calaveras y Diablitos arrasó las gargantas de todo el público, ese swing que emana este temarral se llevó por delante a todos los asistentes. Alternando estilos y emociones (Mal Bicho, Carnaval toda la vida) llegamos al final con un apoteósico Matador. Quién no la ha bailado y bramado hasta desgañitarse?Es imposible no dejarse llevar y alzar el puño mientras se pregona cada verso con una intensidad suicida.
Así, con la adrenalina bombeando y los cuerpos amarados de sudor y felicidad, la banda se despedía en ese impás antes de saltar de nuevo al escenario para rematar la noche con cuatro temas para cerrar el show.
Mi novia se cayó al pozo ciego devolvió la alegría que se convirtió en emoción con el eterno Vasos Vacíos y, aunque en el disco contaba con los coros de la eterna Celia Cruz, en esta ocasión contó con los coros de las voces de todos los que estábamos allí.
El Satánico Doctor Cadillac, imperdible, elevando la energía hasta el infinito. No puedo ser objetivo con los Cadillacs y menos con este tema porque sencillamente me destruye, me vuelve loco.
Los cánticos de Yo no me sentaría en tu mesa ya se escuchaban antes de empezar el concierto y cuando las primeras notas empezaron a sonar la fiesta tocó lo más alto, con todo el mundo entusiasmado y feliz por haber asistido a un concierto que seguro quedará en la mente de todos por mucho tiempo.
Este concierto quedará en mi cabeza por siempre!!! Así como en mi mente está la historia de mi vida vinculada a los Fabulosos!!! Buena reseña!! Solo me pido repetir otra noche así cuando sea!!
Creo que justo es esa la sensación que tuvimos, un show irrepetible marcado por las historias que todos llevamos marcadas por los Fabulosos! Muchas gracias por leernos!