Con el firme propósito de aniquilar a los (pocos) presentes en la sala Sidecar se presentaban Scumbag Millionaire el pasado viernes 27 de octubre. Los de Gotemborg venían a presentar su tercer álbum de estudio: All Time Low. Puedes encontrar la reseña de la sinfonía de destrucción que representa este nuevo disco aquí.
La doble velada contaba como teloneros a Palladium 86 (nombre tomado del álbum en vivo de los seminales Riff de “Pappo” Napolitano), una banda de argentinos afincados en Barcelona que por desgracia no pude ver. Una lástima perderme su puesta glam, Tequila, punk y Kiss ya que lo que pude escuchar de ellos antes del concierto prometía y mucho. A modo de enmienda, aquí va su disco homónimo de 2021:
Al lío, fue llegar a la sala (un servidor esperaba encontrarla llena) y darme de bruces con la realidad: muy poca gente había acudido a la llamada de lo salvaje…bueno, ell@s se lo pierden, la noche prometía y ni siquiera la falta de público iba arruinarla. No puedo calcular muy bien cuanta gente habría en la Sidecar pero a buen seguro que no sobrepasábamos el medio centenar.
Pasados algunos minutos de las 9 de la noche Max A, Dennis, Max L, Fizzy y Adde saltaron al escenario para prender fuego al local y demostrar que la actitud del High energy action punk no es negociable. Advertidos por Max A que se había jodido la garganta (entre conciertos y juergas de noches anteriores) A-Bomb fue la encargada de arrancar el bolo con algo menos de volumen de lo deseado. All Time Low y You Gimme Nothin’ siguieron disparando ya a bocajarro, sin dejar prisioneros y con algo más de volumen en los parlantes.
Sin pausas para diálogos inútiles ni estupideces Scumbag escupió tema tras tema con las revoluciones al máximo a pesar del poco desmadre que se vivía en la sala y yo me pregunto: ¿estamos muertos por dentro? ¿Qué necesitamos para que nos meneemos como elementos contagiados por el mal de San Vito? Anyway…
Sin complicaciones para llegar a primera fila empezaría el baile que dejaría agotado y afónico al viejo Punko: eso es, la felicidad. El sonido fue ganando en volumen y aunque la voz de Max estuviera algo perjudicada lo que se trasmitía era auténtica furia sónica: exactamente lo que uno espera encontrar en una clase de concierto como este. No queremos virtuosismo, al contrario, sudor, cerveza volando y pogos es la gasolina que quema en los motores. La banda aportó lo suyo sin miramientos.
Sea como sea y pseudo reflexiones al margen lo que está claro es que estos tipos solo pueden tocar rápido y sucio y así lo hicieron durante todo el tiempo que estuvieron encima de las tablas.
Hablando de play dirty, si alguien sabia tocar sucio ese no era otro que Lemmy y sus Motörhead: la versión del Shoot you in the back fue al mismo tiempo un homenaje y un latigazo, lo que es: una patada de contundente rock granítico y pegajoso. Cuentan que Scumbag Millionaire formaron la banda para reivindicar el High Energy escandinavo y vaya si lo han logrado, su mezcla irresistible de Hellacopters y Turbonegro, Gluecifer e incluso Backyard Babies junto con la fiereza del punk procedente de Detroit amasa todo eso y, en directo, es una bola de demolición.
Sonarían así, demoledoras, Through Hell And Fire, No Speed No Punk o la napalmiana Full Speed Go, esa oda a los excesos de Charly Sheen, y dejarían claro la envergadura de la banda: son unos auténticos animales. Si queríamos más evidencias de ello (Don’t say) I didn’t Say So o Gotta Move volaron por los aires lo que quedaba de la sala.
En poco más de una hora la banda había descargado toda su adrenalina y sin bises ni hostias se despidieron del público barcelonés. El catálogo de la banda es bien extenso y le sobra energía, particularmente me hubiera gustado algo más de tiempo y que sonara Big City Rumble pero que carajo Scumbag vinieron, vieron y pegaron fuego a todo tal y como se esperaba.
PD: En breve van a aparecer en un disco homenaje a Demolition 23 habrá que estar atentos… pero eso ya es otra historia y carne de Cool 5. Hasta la, hasta la, hasta la próxima amigoooooooos!