Fuí al cine a ver “Unforgiven” – “Sin Perdón” por la insistente recomendación de un amigo cinéfilo que, literalmente, me taladró durante más de una semana sin parar. “No te la puedes perder! Te sorprenderá, alucinarás, te van a encantar los personajes y más la historia”.…
Sinceramente, no podía creer lo que me estaba diciendo. Para mí, hasta ese momento, Clint Eastwood era un actor encasillado en personajes de Western o Poli duro con los que no había conectado especialmente. Claro que había alguna película que me había entretenido, pero de ahí a creer en la literalidad de la descripción de mi amigo, había un largo trecho que recorrer.
Así que, incrédulo y completamente escéptico, contemplé lo que, para mí, representa su auténtica ópera prima como director a pesar de no ser su primer proyecto cinematográfico como tal.
Transcurridas sus dos horas y 11 minutos de largo metraje, no puedo más que admitir que, a partir de ese momento, el actor del spaghetti western se convirtió en Sir Director Clint Eastwood, creador de un estilo propio de cine y una de mis referencias artísticas de culto.
Sobrecogido por la aparente simplicidad de la historia y la actuación de los actores (inconmensurables Gene Hackman y Morgan Freeman al lado de Clint Eastwood), el ritmo de la dirección nos regala la ocasión de contemplar la esencia de unos personajes caídos en desgracia que deciden enfrentarse a ella en busca de una justicia vital y una segunda oportunidad.
Y justamente es en el marco crepuscular del Oeste Americano donde heroínas anónimas, héroes caídos, malvados justicieros y desgraciados oportunistas conviven con sus pecados y sus demonios en una sombría, cruda, áspera, impía y cruel vida que concede fugaces momentos de una ansiada paz interior. Paz que, como nos recuerda desde el primer fotograma la magnífica guitarra española de la Banda sonora compuesta por Linnie Niehaus, es posible encontrar incluso en la más turbulenta de las vidas.
Desde entonces, me declaro un total adicto al universo Eastwood y celebro que siga aun en activo sorprendiéndome con la sabiduría de sus héroes cotidianos que, inmersos en aparentes rutinarias y solitarias vidas, nos enseñan con valentía y épica las grandes verdades de la vida.
Felices 90 Sir Eastwood! Y por muchos más!
En los 90 encadenó tres maravillas como Sin Perdón ,un mundo perfecto y los puentes de madison.
Pero efectivamente,Sin perdón es su cumbre y uno de los del género
Completamente de acuerdo. La verdad, es una década dorada para Eastwood que, para mí, se alarga hasta el 2004 con “Million Dollar Baby”, sin duda, otra obra maestra.