Se trata de discos que, en condiciones normales, deberían tener su review publicada hace semanas, o incluso meses, en estas páginas.
No, no es que nos hayamos olvidado de escucharlos. Algunos de ellos han sido pinchados compulsivamente. Sencillamente, por un motivo u otro, no han tenido su post. Y dado que se trata de bandas insignia para un servidor, es el momento de recuperar el tiempo perdido.
Hace unos días os expliqué el porqué de mi silencio sobre «Starcatcher» de Greta Van Fleet. Nada que ver con el mutis con «Can’t Find the Brakes» de Dirty Honey.
Soy tan old school que sólo me gusta reseñar los discos que he comprado físicamente. Es una tontería, pero no me siento moralmente autorizado a criticar (para bien o para mal) un disco escuchado vía Spotify. Incluso mi top 10 suele estar formado únicamente por álbumes almacenados en mis estanterías.
De ahí la demora con el post de «Can’t Find the Brakes». Quería esperar a tenerlo en casa. Sin embargo, visto que la industria se ha girado en nuestra contra -ya van varios discos que no llegan a mi tienda de referencia y que se venden online a precios desorbitados-, creo que empezaré a cambiar de costumbres.
«Can’t Find the Brakes» no será mi LP del año. Soy un tipo previsible, así que si apuestas tu dinero sobre mi elección, ganarás. Pero por ahí andará, cerquita.
Las dudas que podíamos tener sobre su solvencia en directo se evaporaron tras la triunfal gira hispana de enero de 2023. Vimos a una versión de la banda muy superior a la de estudio, dotando a sus canciones de una chispa y una grasa de la que venían careciendo sus álbumes.
Y es que ahí estaba el run run, los discos de Dirty Honey eran un «sí pero no».
Con «Can’t Find the Brakes» aprueban la asignatura pendiente. Han entrado en el terreno del SÍ rotundo al facturar un notable LP de americanísimo hard rock.
La tripleta inicial es la irresistible. «Don’t Put Out the Fire», «Won’t Take Me Alive» y «Dirty Mind» son pura nocturnidad y alevosía. Sudor y lascivia rocandrolera.
Los primeros 30 segundos de «WTMA», con el «raaaaaaaau» de Marc LaBelle y ese riff viciado de la factoría Joe Perry resumen a la perfección lo que intento transmitirte.
Tras el frenesí, llega el primer corte reposado de la colección, «Roam». Junto a «Coming Home» -sexto corte- y «You Make It All Right» -décimo-, muestra la faceta intimista de la banda.
Buenas canciones, sin duda, pero carentes de ese plus que hubiese llevado a mi nota global del notable al sobresaliente. Al tener ya en cartera baladas más efectivas como «Another Last Time» y «Down the Road», no pasa nada si las dejan fuera del set-list.
Intercaladas entre los citados temas lentos, «Get a Little High», «Can’t Find the Brakes», «Satisfied» y «Ride On» recuperan pulso y jolgorio con unas canciones cuyos títulos no llevan a engaño. Subidones, satisfacción y carretera, todo sin freno que valga. Tremendas muestras de esa mezcla de hard 70’s y sleazy 80’s que tan bien les sale a LaBelle, Notto y compañía.
Como cierre, una curiosa y convincente ¿ópera-rock? titulada «Rebel Son». Casi 7 minutos de épica montaña rusa en una apuesta que les saca de su zona de confort y que les termina saliendo ganadora.
Dentro de 3 meses vuelven a nuestras salas en una gira que nadie debe perderse. Nos vemos en primera fila.
Dirty Honey son buenos? Sin duda… Pero estoy muy de acuerdo con tu visión de qué pasa con ellos. En este disco les falta algo, porque esperamos que con tanto talento, que lo tienen, nos den «algo más»… Ojalá no se estanquen …
Eduardo, lo mismo no lo he sabido transmitir bien, pero yo estoy encantado con «Can’t Find the Brakes».
No es un disco perfecto, pero ni falta que hace. Han sabido conjugar muy bien el hard 70s de Aerosmith con el sleazy angelino más bluesy.
No sé si los has visto en directo. Si tienes la oportunidad, no la desaproveches. ¡A partir de entonces les mirarás con otros ojos!