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Para ser un Martes cualquiera, ayer coincidían diversos bolos de sonidos metaleros en Barcelona. Por un lado el progresivo de los suecos SOEN en Apolo. En Salamandra los metaleros industriales de Combichrist y en Razz3 el Stoner de Slomosa y King Buffalo.
No se que grado de afluencia tuvieron los bolos comentados, pero en la Razz3, presentó, un lleno casi absoluto para la descarga de los noruegos Slomosa y los Neoyorquinos King Buffalo. No deja de sorprenderme, gratamente, el grado de atracción de estas propuestas metaleras hacia generaciones más jóvenes.
De los noruegos Slomosa, a cuyo estilo denominan «Tundra Rock», solo había escuchado su reciente single “Cabin Fever”. Construyen un autentico muro sónico con riffs pesados y contundentes que son autenticas torturas para las cervicales. A pesar de tener un único trabajo publicado, ya en 2020, esta banda goza ya de una buena reputación en el mundillo stoner. Esto lo pude percatar que canciones como «There is Nothing New Under The Sun» o «Estonia» eran conocidas y coreadas por unos cuantos de los congregados. Cumplieron de sobras y me dejaron una muy grata impresión.
Acto seguido, el trio de Nueva York King Buffalo dio una auténtica «master class» de sonidos envolventes, atmosféricos, lisérgicos y contundentes, desplegado con todo un arsenal de pedales y otros artilugios. Con un estilo que va del HeavyPsych al Progresivo y pasando por el Stoner. Son una banda ya veterana con 8 trabajos editados, siendo el último «Regenerator» del 2022, que forma parte de la Trilogia de la Pandemia: «The Burden Of Restlessness» y «Acheron» ambos del 2021. No estuvieron muy comunicativos con el público, ni falta que hacia, porque este power trio fue a por faena desde el inicio.
A las habilidades guitarristicas de Sean McVay se añadía ese martillo pilón de sección rítmica formada por Dan Reynolds ( bajo ) y Scott Donaldson ( bateria). Tocaron 9 temas, en los que dan cabida largos desarrollos guitarrísticos que derivan en auténticas jams. El punto culminante fue «Firmament», salvajada sónica de más de 10 minutos en que cabe desde ese inicio pausado para ir llegando a un climax final de tremenda violencia sónica, eso si controlada. Buen concierto, del que me fui más que satisfecho y del que lleve, por los precios populares del merchandising -10 euros el CD – los dos últimos trabajos firmados por los propios artistas.