En un acto de absoluta nostalgia, y a la vez de acciones y recuerdos de otras épocas, que a día de hoy son pura retro ciencia ficción, tiro de máquina del tiempo y me planto en el año 1987-88, siendo un auténtico niñato petagranos de barrio, aspirante a soñador de la emergente escena Sleazy-Hardrockera de finales de esa década.
Bien, sirvan estas líneas como homenaje a Jeff Labar de Cinderella, una de esas figuras que aparecían en el imaginario de autenticidad que llegaba desde el otro lado del charco. Una serie movimientos hacen que desde el primer contacto visual con Cinderella pase a ser fan de la banda. Me viene tres a la memoria:
1. En el especial Monsters Of Rock y en concreto de Donington 1987 que edita la revista Popular1 y que mi hermano mayor corre a por ella al Kiosco, aparecen Cinderella. Si, en ese número las estrellas son Bon Jovi, Dio, Metallica, Anthrax y Wasp. Cinderella se limitaban a tocar a primera hora de la tarde, pero mi atención se centra en ellos. ¿Porque? Muy sencillo. En el titular de su actuación pone: Las muñecas de Philadelphia abren en Donington.
Mi barrio lo separa un océano y 12h de vuelo de Philadelpia, pero conecto con ellos, pelos crepados, cuero, botas de serpiente, gibsons de doble mástil, todo con el arco de Dunlop del circuito de motos. Ojo, no he escuchado ni una sola nota de su música, pero tengo claro que me gustarán. Mi hermano, experto en la materia se encarga de decirme que suenan como Dokken o Ratt pero con la voz de AC/DC, se lo compro. Es más, añade que en breve tocaran en Barcelona teloneando a Judas Priest, cosa que nunca paso.
2. Hubo una época en que la única manera de acercarte en directo a tus bandas era a través de la pantalla y por supuesto no había MTV que valga, por lo tanto, el negocio de los VHS de larga duración de las bandas era rentable. Cinderella no tardaron en editar el suyo, contenía todos los videos de su debut y tomas en directo. Y una mañana de sábado cualquiera en el video club del barrio allí estaba para alquilar, si, en los videos clubs había una sección musical. No tardamos en hacernos copias piratas, resultado, tenía un video pirata de Cinderella pero no su LP de debut.
3. El negocio de la piratería es muy antiguo, y en la tienda de discos del barrio, puedo asegurar que había más ventas de productos piratas que originales. Es decir, el tendero compraba un par de copias de novedades y te las grababa por cuatro duros, el problema lo tenía la persona que se compraba el vinilo original, ya que se llevaba un LP que estaba trilladisimo. Así nos hicimos con el debut de la banda, vía piratería en una Sony HF90.
Pero esa tienda de barrio guardaba ases en la manga, ya que podía pedirte merchandising a UK, a precio de oro claro. Nuestro amigo José, encargo una camiseta de Cinderella del tour de 1987. Cuando le llego paso a ser su segunda piel y el a ser José el «Cinderella».
Ya con un segundo disco de la banda en el mercado y con algo más de poder económico por mí parte, llegaría el festival de Moscú del 89. No dude en hacerme con una copia grabada en VHS de limitada calidad que contenía el show de Cinderella, Mötley Crüe y Skid Row. Allí Jeff Labar brillaba como una estrella, corriendo de arriba abajo del enorme escenario en mil poses y por su puesto con sus pantalones de cuero y las Reebok de basket.
Un buen puñado de años más tarde, pudimos cumplir un sueño viendo a Cinderella en su segunda «juventud» en nuestras ciudades, ya ha pasado más de una década, si bien el show fue «ajustado» a las limitaciones de Tom Keifer, Jeff Labar estaba en autentica forma, aunque viendo como han discurrido los acontecimientos, el mismo se auto culpó de no hacer todo los posible por la continuidad de la banda.
La última vez que disfrute de la hiperactividad de Labar sobre un escenario fue en 2014 con el proyecto Cheap Thrill, que junto a su compañero Eric Brittingham y una tropa de amigos, desarrollaban versiones de sus bandas. Finalizado el show pude compartir con él un saludo y cuatro recuerdos de fan, pero estaba más pendiente de cualquier fémina que se le pasaba por delante, que, de un fan añejo como yo, aunque nos hicimos unas fotos, me regalo una púa y nos dimos un abrazo como si hubiéramos ido juntos todas las noches al Whisky a Go-Go. Respect Jeff Labar.
¡Que bien ha envejecido la música de Cinderella! .
No se puede decir lo mismo de alguno de los grupos mencionados en el artículo